La Forma es el Fondo

Por Facundo Morales
Asesor del Legislador Martin Hourest
Bloque Igualdad Social
famorales01@gmail.com

Parece chiste, pero no lo es, que hoy debamos discutir la educación desde la perspectiva del reconocimiento o no de la comunidad educativa, en vez de discutir nuevas formas de educar. Parece chiste porque en realidad estamos discutiendo temas que tienen más de 30 años en agenda. Estamos discutiendo salarios, estamos discutiendo becas, estamos discutiendo qué tipo de alimentos se dan en los comedores escolares, estamos discutiendo boleto estudiantil, aunque no sea el tema central del momento. En definitiva lo que estamos discutiendo son dos tipos de derechos, los primeros son los derechos políticos y los segundos son los denominados “derechos económicos, sociales y culturales”.
En definitiva, lo que estamos discutiendo, y el poder no lo quiere decir con todas las letras, es el reconocimiento efectivo de distintos derechos humanos, ganados en nuestro país por la lucha popular y que después fueron receptados normativamente. En una palabra, y para que se entienda claramente: la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad de Buenos Aires está queriendo re discutir principios fundamentales en los que se basan nuestra sociedad, tales como educación gratuita, laica y obligatoria; libre asociación de personas; derecho a peticionar frente a las autoridades, entre otros.
Hace algunos meses, y todavía no se ha terminado el conflicto, el problema estaba centrado en la cantidad de becas que fueron rechazadas por la administración de la Ciudad de Buenos Aires, hoy el problema es el salario docente. En definitiva, si uno no cree en la existencia de fantasmas o manos negras, debemos concluir que el problema, para esta gestión, es la educación pública, y sus actores.
Con respecto al tema del aumento docente, el Gobierno de la Ciudad puso eje en tres cuestiones. La primera es la falta de dinero en el presupuesto 2008 para un aumento salarial, la segunda es que los gremios, que para ellos son muchos, discuten sus internas con este tema, y la tercera es que los niños por culpa de los docentes pierden días de clases.
Lo primero que hay que advertir, de los argumentos expresados por la Jefatura de Gobierno es que este tipo de argumentos producen división y fragmentación social, poniendo en un virtual estado de conflicto a diferentes partes de la sociedad, teniendo esto como consecuencia un perjuicio para la democracia de la ciudad, toda vez que, por lo general, estas estrategias terminan con oleadas de violencia, pudiendo ser estas simbólicas o materiales.
Lo segundo que hay que advertir es que la política es expresión de los conflictos que tiene una sociedad. No hay sociedad sin política, y aún aquellos que dicen que no hacen política la hacen, porque los conflictos sociales solo se materializan a través de la política, no existe otra forma. En consecuencia, el desmerecimiento sistemático de esta administración, de estos, y por ende, de la política, lleva a un terreno peligroso de no reconocer al otro como sujeto. Y cuando esto sucede implica la falta de democracia real y en consecuencia se hacen visibles episodios de violencia, nuevamente de forma simbólica o material.
Hoy se produjo frente a la sede de la Jefatura porteña una manifestación de la violencia física cuando los docentes intentaron poner una carpa en el lugar y fueron reprimidos por la Policía Federal. Discutir en este contexto, la oportunidad, merito y convencía tanto de la carpa como del permiso para colocarla nos parece irrelevante, no por el suceso en si que claramente es repudiable. El problema no es carpa si o carpa no, centrar el problema en este eje nos hace perder el foco del conflicto. El conflicto, en definitiva, es si queremos o no educación pública y que calidad debe tener.
Está claro que si sometemos a la comunidad educativa, en su conjunto, a violencia material y simbólica, lo que estamos queriendo hacer es negar el rol social que tiene la educación pública, amedrentarla, lastimarla, y provocar una fuga de los sectores pudientes hacia la educación privada, de tal forma de que los colegios públicos sean solo receptores de los desamparados de esta sociedad.
Muchas veces, en política, la forma es el fondo, y la manera en que el Jefe de Gobierno maneja temas tan sensibles como la educación, traslucen intereses contrarios a la sociedad, más allá de las declaraciones efectistas de algunos funcionarios que intentan hacernos creer que la realidad es otra.