En la escandalosa sesión del día de ayer, la Cámara de Diputados aprobó la ratificación del Acuerdo de Escazú. El mismo fue firmado por 22 países en 2018 y tiene como objeto «garantizar el derecho de todas las personas a tener acceso a la información de manera oportuna y adecuada, a participar de manera significativa en las decisiones que afectan sus vidas y su entorno y a acceder a la justicia cuando estos derechos hayan sido vulnerados», según informó la CEPAL.
La Argentina es de esta manera la décima ratificación de las once que se necesitan para que entre en vigencia. El miércoles se produjo un escandaloso rechazo por parte de Chile, que encabezó las negociaciones en la redacción y ahora se opuso.
Para la aprobación en el país fue muy importante la militancia de la juventud comprometida con la causa climática y ecológica. En su exposición ante lxs diputadxs, Nicole Becker expresó que «el Acuerdo de Escazú propone un cambio de paradigma en cuanto a cómo abordamos los temas ambientales, proponiendo un nuevo tipo de democracia ambiental entendiendo que ninguna decisión puede desvincularse de los intereses de la población». Un papel no va a cambiar nuestra realidad. El Acuerdo de Escazú no es una solución mágica, pero si nos lo apropiamos y lo usamos como herramienta para exigir por nuestros derechos puede ser un gran paso para crear un nuevo paradigma de democracia ambiental más inclusivo y justo» continuó.
«El cambio está viniendo y Argentina, con su larga tradición en derechos humanos y el peso que tiene en la Región tiene que liderar estos cambios para que un ambiente sano y los miles de derechos que derivan de él sigan siendo derechos y no meros privilegios», concluyó Becker, cofundadora de Jóvenes por el Clima Argentina.
En la tarde de hoy está convocada una acción mundial contra la crisis climática y ecológica. La misma se realizará de forma virtual y contará con diferentes actividades, que culminarán con un twittazo a las 19 horas bajo la consigna #estamosencrisisclimatica.