Apostá al Cambio, Refundemos el CEFyL!

Por La Juntada de la Izquierda Independiente

Refundar el Centro, democratizar las Juntas, Construir Movimiento Estudiantil

Casi tres años atrás, La Juntada de la izquierda independiente surgía al calor de la lucha estudiantil, con la ambición de aportar a la construcción de una nueva izquierda desde las aulas universitarias. Sintiéndose hija de la rebelión popular del 2001, de sus aires renovadores y de su bronca hecha calle, hecha piquete, asamblea y fábrica tomada. Empezando a experimentar que en la síntesis de distintas experiencias, en la articulación y el compañerismo entre militantes de diferentes agrupaciones se podía ir dando lugar a una nueva cultura política de izquierdas, bien distinta de tanto frente “cosido con alambre” al vaivén de algún cálculo electoral.

Fueron tres años de militancia constante: de laburo en el Centro de estudiantes, de participación en asambleas masivas y de las otras, en comisiones estudiantiles, en las Juntas Departamentales y en el Consejo Directivo, de articulación con los movimientos sociales y las luchas de nuestro pueblo trabajador, de sumarnos a los vientos rebeldes de los pueblos de nuestro continente.

Este 2010 nos encuentra siendo parte de una juventud crecientemente politizada, sacudida en los últimos meses por una seguidilla de hechos políticos de gran envergadura.

En primer lugar el “estudiantazo”, que devolvió sentido a la lucha por una educación crítica y popular cuestionando las políticas privatizadoras y mercantilizadoras y recuperando el valor de lo público. Los y las secundarios nos marcaron el camino que recorrimos en Filo a lo largo de más de 30 días de una toma victoriosa. La enorme marcha en el aniversario de la Noche de los Lápices fue la expresión del impacto que tuvo este movimiento en los distintos espacios de la juventud estudiantil.

En segundo lugar el asesinato de Mariano Ferreyra por parte de lo más nefasto de la burocracia sindical, que generó un cuestionamiento profundo de amplios sectores políticos a este aparato, a su vez considerado por el gobierno nacional como su “columna vertebral”. La historia criminal de la burocracia sindical en nuestro país nunca dejará de ser recordada lo suficiente: si el ejército y la iglesia católica fueron marcados por su participación activa durante la dictadura, si hasta el poder económico y los medios de comunicación fueron señalados por su complicidad con el poder genocida, en cambio la burocracia sindical que carga con centenares y miles de activistas obreros detenidos y desaparecidos goza de una impunidad que da escalofríos.

En tercer lugar, la muerte de Néstor Kirchner, convertida en un hecho político al congregar en la Plaza de Mayo a miles y miles de personas que identificaban en el ex presidente a uno de los suyos, con los que coincidimos en una valoración positiva de conquistas democráticas como la asignación universal por hijo, la ley de medios o el fin de la impunidad de los genocidas de ayer. En la otra vereda los voceros de la derecha no esperaron ni el término del duelo para expresar sus funestas previsiones, demostrando una vez más su carácter retrógrado y gorila ya entrevisto durante el levantamiento reaccionario de la Mesa de Enlace y más tarde defendiendo a los medios de comunicación monopólicos. Los rechazamos y combatimos junto con una juventud que los va identificando con la sociedad que sueña con abolir.

Estos tres hechos políticos trascendentes alimentan la dinámica de politización social que ya venía desde antes. Nos parece un panorama sumamente alentador para los que no nos resignamos y apostamos al cambio social: en los estudiantes que defienden la educación pública, en quienes repudian a la burocracia sindical, en los que enfrentan a la derecha y rescatan las medidas positivas de este gobierno, encontramos las bases de una juventud que se puede animar a transformar el país. Por eso estamos lejos de quienes interpretan la realidad con esquemas simplistas y sectarios.

Si por un lado reconocemos y defendemos las medidas progresivas del gobierno nacional, por otro lado no dejamos de advertir que no consideramos nuestro un proyecto basado en ganancias empresarias descomunales (en gran medida transnacionales), alimentado por una tasa de explotación superlativa de mano de obra precarizada o tercerizada, asentado en la extracción destructiva y contaminante de los bienes comunes de nuestros suelos, tanto por el complejo agroexportador como por las grandes mineras. Un proyecto que si por un lado desarrolla una política de derechos humanos muy valiosa respecto de la dictadura genocida, no puede decir lo mismo del presente: el gobernador Scioli (desde la muerte de Kirchner nada más y nada menos que presidente del PJ) mantiene a más de 30.000 presos sin condena firme en las cárceles bonaerenses mientras proyecta nuevas construcciones carcelarias y su policía sigue criminalizando la pobreza, matando impunemente con el gatillo fácil que desapareció a Luciano Arruga. Y no contento con ello en estos días se propone nuevamente tratar su Código Contravencional represivo. Estuvimos en el Congreso festejando la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario, pero vemos con gran dolor que en nuestro país siguen muriendo miles de mujeres por la prohibición del aborto, mientras centenares están desaparecidas en las redes de trata para la prostitución, con la complicidad de un tupido entramado policial, jurídico y político.

Por todo esto es que podemos decir que junto a otras organizaciones sociales y políticas encarnamos una propuesta diferente de izquierda que busca estar bien estructurada junto a nuestro pueblo, sin confundir la independencia de un gobierno con el apoyo a la derecha más reaccionaria, levantando las banderas de un socialismo de los pueblos de América Latina, anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal.

A lo largo de estas páginas vas a encontrar mucho de lo que pensamos sobre cómo transformar el Centro de Estudiantes, sobre los desafíos que se le presentan al movimiento estudiantil, las propuestas que tenemos para colaborar con la democratización de Juntas Departamentales y del Consejo Directivo, las actividades que venimos haciendo… en fin, cómo traducimos esta mirada de la realidad política en nuestra militancia cotidiana en filo. Creemos que a lo largo de todo el año demostramos que somos una alternativa clara para aportar a construir un movimiento estudiantil a la altura de lo que está discutiendo nuestro pueblo, que luche por sus reivindicaciones y que sobre todo logre ganar y avanzar.

Participá de estas elecciones, apoyanos con tu voto y sumate a construir un proceso que sólo puede crecer desde abajo, con el aporte colectivo del conjunto de compañeros y compañeras de nuestra facultad.

¡Este asunto está ahora y para siempre en tus manos!

Viaje al Centro de la tierra

Desde nuestro frente La Juntada, entendemos fundamental la reconstrucción y el fortalecimiento de nuestro organismo gremial, el Centro de Estudiantes. Luego de que durante un mes de conflicto por el edificio aflorara la participación de base, vemos que hoy más que nunca se hace necesario reconstruir el tejido sano de la relación entre el conjunto de los estudiantes y el centro, relación hoy muy lastimada. Creemos que el CEFYL debe ser una herramienta que convoque a la participación y a la construcción colectiva, que sepa dialogar con el conjunto de los compañeros y compañeras, que, agrupados o no, transitan cotidianamente las aulas y los pasillos de nuestra facultad, más allá de sus matices de pensamiento. No nos resignamos a considerar al Centro de estudiantes como un simple expendedor de declaraciones y pronunciamientos rimbombantes, ni como un botín de disputa entre agrupaciones o partidos. Llenarlo de participación significa para nosotros no sólo abrir instancias en donde todos los estudiantes se sientan invitados y consideren legítimo aportar su voz, sino también construir un espacio que sepa valorar y hacer parte del gremio experiencias que ya existen en el claustro, que ya se están produciendo y discutiendo: compañeros que son docentes en los bachilleratos populares, que participan en la creación de la universidad de los trabajadores, que aportan su militancia en los barrios, en grupos de estudio, en colectivos artísticos, culturales y territoriales. Nuestro centro debe ser capaz de conjugar todas esas experiencias, vitales para el movimiento, y enriquecerlas, y enriquecerse a partir de ellas. Resulta un transitar complejo, pero no por eso abandonable. Más bien todo lo contrario. Los días en que transcurrió la lucha por el edificio y la posterior “normalización” nos arrojaron como saldo favorable la creación de nuevas comisiones de trabajo cotidiano que arrojan nuevas perspectivas para la reconstrucción de la participación de nuestro centro. La única forma de fortalecer este emerger es a través de la articulación y promoción de las comisiones de trabajo como una de las formas propias (no sólo pasajeras) de organización del centro, junto a las asambleas y cuerpos de delegados por curso que nos permitan abrir el juego, ensanchando los límites de lo posible. A su vez, nos parece fundamental revitalizar la comisión directiva, dándole mayor continuidad e insistiendo en su carácter público, lo cual le otorgaría mayor legitimidad y no sólo un espacio de “rosca” entre las vocalías allí representadas.

Nosotros creemos que un centro en donde los estudiantes seamos protagonistas debe palparse en los cursos, en el debate con los compañeros de cursada. Esto es muy dificultoso cuando quienes conducen el Cefyl insisten en confundir la herramienta gremial con el propio espacio político.

Después de otro ciclo más de conducción de El Bloque al frente del centro de estudiantes de Filosofía y Letras, vemos que estas iniciativas no son hoy las prioritarias. Observamos que el Bloque es un frente puramente electoral y que esto se demuestra, por ejemplo, en las innumerables diferencias públicas que se han sostenido desde los partidos que lo integran, lo cual es importante, pues repercute en la solidez de la política desplegada y en el real ofrecimiento de una alternativa. Parece difícil que quiénes entre sí se consideran “sectas” o “aparatos” puedan genuinamente dar un giro constructivo y compañero en las formas de hacer política para nuestro gremio estudiantil. Esto además, expresa una concepción del quehacer político que parece sólo capaz de tomar iniciativas en momentos de conflicto o, justamente como vemos ahora, en elecciones. Como si no fueran muchísimas las posibilidades de trabajo e iniciativa que se ofrecen como un campo fértil de disputa y creatividad en el transcurrir de nuestro cotidiano. El gremio estudiantil debe ser un motor ansioso, inquieto, que sea capaz de generar espacios de intervención colectiva, debates propios de nuestra facultad y de la realidad social en su conjunto. Entendemos que nuestro gremio debe ser capaz de demostrar fortaleza y presencia activa, incluso en tiempos de aparente calma. Fortaleza que debe ser acompañada por el debate, pero también por la unidad a la hora de golpear con un solo puño a las políticas regresivas de la gestión gubernativa de turno. Poco aporta al fortalecimiento del movimiento estudiantil y su capacidad de vencer, la práctica del divisionismo y la infamia intrigante como praxis-vicio a sostener permanentemente. No hablamos de la justa crítica o de la diversa arena de los posicionamientos que cada individuo, grupo o partido expresa inevitable y legítimamente (como hacemos aquí desde La Juntada); hablamos de esa zoncera infantil de andar desperdigando la simplificación y la burda mentira para sumar un votito o de última restarle alguno al otro. Este pensamiento no solo peca de mezquino eleccionarismo, sino que también, y más gravemente, fisura la cohesión de los que luchamos por una educación pública y gratuita de la mano del cambio social. Nos debilita de cara a los que realmente debemos enfrentar y lo peor, nos deslegitima de cara a nuestros propios compañeros-as estudiantes que encuentran un innegable motivo para ver con disgusto la lógica política de Filo.

Viajar al centro de nuestro Centro, que debería ser nuestro suelo, nuestro lugar de pertenencia, algo así como nuestra tierra, merece este tipo de reflexiones y críticas. Porque mañana no debería seguir siendo esto.

El que no cambia todo, no cambia nada…

En estas elecciones hay una clara cuestión en juego: qué modelo de Centro de Estudiantes queremos en Filo. Desde La Juntada creemos necesaria y urgente la democratización de todos los espacios, democratización que, en el plano gremial, se plasma en la refundación de nuestro Centro de Estudiantes. No queremos más un CEFyL-bandera, no queremos que el Centro sea identificado sólo con la Secretaría de Publicaciones, no queremos que el CEFyL sea del Bloque y tampoco queremos que sea de La Juntada… Queremos un CEFyL de todos los estudiantes, democrático y participativo, con una identidad y política propias que excedan a la organización que lo conduce. Queremos que el Centro sea un ámbito legítimo de debate y organización, un Centro que apunte a la inclusión más que al sectarismo.

Ahora bien, también está en juego en estas elecciones qué representantes queremos en las Juntas. Y pensamos que no se trata tanto de qué agrupación queremos ahí, sino por qué tipo de representación optamos. Tanto en Consejo como en las Juntas donde estamos hemos demostrado que lo que nos interesa es hacer política con el conjunto de los estudiantes. Y resaltemos: hacer política, no un derrotero de declaraciones que, aunque a veces pueden ser importantes, poco modifican. Sabemos que el camino hacia la no-autorepresentación es largo, sobre todo porque cargamos con años de lo opuesto. Pero estamos convencidos de que es el correcto. Queremos que los estudiantes lleguen a las Juntas, en eso estamos y a eso queremos seguir apostando.

En estas elecciones los estudiantes debemos -valga la redundancia- elegir. Elegir entre elstatus quo y el cambio, entre lo viejo y lo nuevo, entre más de lo mismo y el camino hacia la transformación. Sobradas muestras existen de que el actual modelo de Centro de Estudiantes está cada vez más caduco. No sólo la plancha absoluta por parte de la conducción en el 1º cuatrimestre sino también el mes de toma así lo demuestra, donde las mezquindades reinantes impidieron la rápida resolución y donde para ser un proceso masivo el CEFyL tuvo que desaparecer de la escena.

Pero también hay sobradas muestras de que el cambio se construye con independencia política: no podemos pretender la transformación de la Universidad en alianza con la gestión o con los modernos que gobiernan la UBA. Ellos ya nos han demostrado que lo que les interesa es el conservadurismo, mantener las cosas como están para seguir gobernando.

Hoy más que nunca se hace necesario un cambio. Necesitamos un Centro y representantes que abran el debate y no que lo cierren. Construyamos el movimiento desde las bases, desde los cursos. A eso hemos intentado aportar desde La Juntada, y a eso seguiremos aportando. Ladren lo que ladren los demás. Porque el cambio ya llegó a Consejo, ya llegó a Antropo y Letras, que este 2010 llegue también a otras juntas y al Centro. De vos depende. Que no te la cuenten!
 
Por una lluvia que realmente moje

No es nada nuevo. Lo venimos sosteniendo en nuestras intervenciones y volantes: los espacios institucionales no pueden ni deben ser vistos como meros espacios de denuncia, donde primen el consignismo y el declaracionismo, sino que es importante constituirlos como espacios donde nuestra participación como claustro sea activa, propositiva y constructiva.
No es nada nuevo. Lo venimos sosteniendo en nuestras intervenciones y volantes: los espacios institucionales poseen una estructura antidemocrática y es necesario trabajar en pos de la constitución de un movimiento estudiantil fuerte y organizado desde las bases que nos permita voltear la correlación de fuerzas hacia el interior de los mismos.

Lo que sí es nuevo es el hecho de que, más allá de sostenerlo en nuestro discurso, lo llevamos a cabo en la práctica.

Tal como señalábamos a principio de año, creemos que la democratización de la universidad es el primer paso hacia la construcción de una universidad del pueblo. Pero con “democratización” nos referimos a algo más que la democratización del cogobierno, un reclamo que los estudiantes universitarios arrastramos hace más de 90 años, cuando allá por 1918 se reflejaba por primera vez en el Manifiesto Liminar. Vemos también la urgencia de democratizar el conocimiento, poniendo en cuestión qué conocimiento se produce, quiénes lo producen y para quién. Estamos convencidos de que la pelea por una universidad al servicio del pueblo se da en paralelo en las aulas y en las calles: sin cuestionar nuestro propio rol como futuros intelectuales críticos, sin repensar qué papel queremos jugar como sujeto político en el proceso hacia la transformación social, las conquistas que podamos obtener van a ser aparentes, superficiales. Creemos necesario un cambio de raíz en la producción de conocimiento al interior de la universidad, un cambio de raíz en las formas en que se gobierna y, para lograr ambas cosas, un cambio de raíz en nuestras prácticas políticas. Que la vinculación entre el decir y el hacer sea efectiva, a eso apuntamos desde La Juntada.

En el 2008 asumimos por primera vez la representación estudiantil en las Juntas de carrera (mayoría estudiantil en Antropo y minoría estudiantil en Letras). Desde allí, impulsamos espacios colectivos de discusión tales como asambleas por carreras y reuniones pre-juntas, así como el espacio Interjuntas, donde pretendimos, en conjunto con otras representaciones estudiantiles, promover acciones en común que fortalezcan una política de disputa integral, tanto a nivel académico como gremial.

Precisamente porque creemos que la disputa es integral, que no atañe sólo a los estudiantes sino a la comunidad académica en su conjunto, impulsamos también los procesos de debate y de reforma de nuestros planes de estudio, participando activamente en el caso de Antropo y logrando, en el caso de Letras, que se vote en Junta la creación de una comisión interclaustros que discuta los ejes principales de cara a las jornadas institucionales de discusión del año que viene.

Buscando crear y fortalecer los tan mentados lazos entre la universidad y el “afuera”, promovimos actividades junto con movimientos sociales y culturales. Tal es el caso del programa “El Caracol va a la escuela” y las diversas apariciones en FM La Tribu desde Caracol Insurgente, así como las charlas que organizamos desde La Juntada en Letras con revistas literarias y compañeros del CUD (Centro Universitario Devoto), o el Dossier sobre el Bicentenario que editamos desde La Juntada en Historia junto a docentes e intelectuales de Latinoamérica.

Nuestra experiencia en la carrera de Historia es paradigmática: aún no formando parte de la representación estudiantil en la Junta, nos constituimos como un actor clave en el proceso de elección asamblearia de director, promoviendo la participación y la discusión e impulsando la asunción de Rodríguez Otero con un programa que, en los hechos, superó las expectativas, impulsando el debate interclaustros sobre el plan de estudios de la carrera y posicionándose a la par del claustro estudiantil en los diferentes conflictos que nos atravesaron en esta etapa. Por otro lado, y porque creemos también que para democratizar las decisiones primero es importante democratizar la información, nos dimos una política sistemática de difusión de todo lo sucedido en las juntas, a través de nuestro blog y de un mailing periódico.

Este año, luego de ganar la mayoría absoluta por el claustro estudiantil, hicimos otro tanto en el Consejo Directivo. Además de extender nuestra experiencia en las juntas, realizando reuniones abiertas y periódicas con los consejeros y difundiendo las actas, impulsamos y logramos que se aprueben los proyectos de equivalencia de idiomas, de prácticas didácticas en ámbitos no convencionales, de limitación de bibliografía en lengua extranjera y de régimen especial de cursada, asistencia y evaluación para estudiantes en circunstancias psicofísicas especiales. Dando otro paso más en nuestra lucha por la democratización y la masificación de las decisiones de nuestro claustro, presentamos el proyecto de elección de director en época de clases, para que las próximas discusiones sobre las autoridades de nuestras carreras puedan darse desde los cursos, de cara a todos los estudiantes.

Este segundo cuatrimestre nos encontró dando la batalla por el nuevo edificio. En esas circunstancias pudimos, más que nunca, poner en práctica nuestro discurso, formando parte de la comisión mandatada de la asamblea y sometiendo nuestro accionar en el Consejo a la voluntad del movimiento estudiantil.

Es éste el camino que recorrimos y que elegimos recorrer, es éste el camino que queremos profundizar: el de la voluntad de acción por sobre el declaracionismo que se queda en la resistencia, el de la crítica constructiva por sobre la mera denuncia, el del debate colectivo con todos los compañeros por sobre la autorepresentación, el de la construcción sistemática y a largo plazo por sobre las respuestas espasmódicas. En pocas palabras, el camino de la democratización del conocimiento, la discusión y el cogobierno universitario. En eso andamos… sumate, que no te la cuenten!
La izquierda independiente lucha, vence y crece…

Desde las agrupaciones que conformamos La Juntada (La Mella, Plan B, Un Solo Grito, Los Necios y Socialismo Libertario) entendemos el espacio de la Izquierda Independiente como una apuesta política por la positiva, y no solo por su independencia o sus diferencias con la vieja izquierda tradicional. Indudablemente muchos de los vicios de la “vieja izquierda” nos llevaron a buscar nuevos métodos y practicas con una perspectiva de refundar una cultura política contrahegemonica y popular, y ese es el camino que venimos recorriendo estos últimos años.

Ver a la izquierda tradicional (y también al progresismo tradicional) abrazados al gran monopolio mediático Clarín, a la Sociedad Rural, almorzando con Mirtha Legrand o haciendo de furgón de cola de proyectos políticos que no nos pertenecen ni representan a los de abajo, sin dudas ha estimulado nuestra apuesta por “algo nuevo”, una nueva izquierda independiente surgida desde abajo y con fuerte vocación de masificarse. Desde el comienzo de este camino nos hemos definido claramente dentro del campo popular, en el espectro de la izquierda, pero con crecientes críticas a las prácticas políticas sectarias, a los verticalismos estancos, a las vanguardias autoproclamadas, etc., que tristemente podemos encontrar como moneda casi corriente en nuestra izquierda argentina.

Con humildad formulamos diversas (auto)críticas que en un comienzo formaban parte de una amplia lista de “Que (no) hacer”. La certeza de querer construir una izquierda no gorila, de no repetir los funestos errores que precipitaron el fracaso de las asambleas populares en 2.001, de no ser una sigla mas en ese diccionario infinito e inexplicable (con humor y en palabras de Capusotto, el PO, el PI, el PU, etc.), marcan algunas huellas distintivas de nuestra identidad.

Pero además de este “Que (no) hacer” que mencionamos, las 5 agrupaciones que hoy conformamos La Juntada podemos dar cuenta de una incipiente y exitosa experiencia realizada de forma conjunta dentro de la UBA.