Organizarnos desde Abajo para Democratizar la Universidad!

Por En Clave Roja (PTS e Independientes)

A casi tres años de la antidemocrática elección de Hallú, en medio de la represión a estudiantes y docentes en las puertas del Congreso, las camarillas del gobierno universitario han adelantado la elección del rector al 14 de diciembre de este año, negociando una vez más a espaldas del movimiento estudiantil y docente de la UBA.

La asamblea universitaria tendrá lugar en el marco de la emergencia de las luchas de la clase trabajadora que, en un contexto de crisis económica y crisis política (con un gobierno débil y una oposición fragmentada), comenzó a resistir desde el comienzo el intento de los capitalistas de descargar la crisis sobre sus espaldas. En los últimos meses, con la histórica lucha de Kraft y con la nueva etapa de la lucha de los trabajadores del subte, la clase obrera se ha instalado en el centro de la escena nacional.

Mientras desde el movimiento estudiantil estamos luchando codo a codo con los trabajadores, como lo hicimos con los cortes, marchas y escraches junto a los trabajadores de Kraft, las camarillas universitarias preparan la asamblea universitaria para lo contrario: seguir con una universidad ligada por mil lazos a los intereses del mercado, funcional a los intereses capitalistas.

Las camarillas peronistas y radicales que gobiernan la universidad son quienes la mantienen con bajos salarios para docentes y no docentes, miles de ad honorem, edificios que se caen a pedazos, cada vez más posgrados pagos, planes de estudio al servicio de los intereses de las grandes empresas. Son las que moldean a la UBA según los parámetros de la Ley de Educación Superior, la CONEAU y los convenios con los capitalistas. Por su parte, los decanos autodenominados “progresistas”, algunos de los cuales hoy están con Sabbatella y/o Pino Solanas, cogobernaron la universidad luego de 2006 con los decanos y funcionarios de la Franja Morada, el macrismo y el kirchnerismo, quienes acabaron imponiendo toda su línea de gobierno. En otras palabras: para cerrar la crisis de 2006, los decanos progresistas le aportaron gobernabilidad al proyecto de la derecha.

Las camarillas universitarias mantienen este estado de situación apoyándose en un antidemocrático régimen universitario, ya que en todo este tiempo enterraron su promesa de reformar los estatutos de la UBA, razón por la cual sigue gobernando una pequeña minoría de profesores, mientras los estudiantes tenemos una representación minoritaria y ni siquiera han otorgado el claustro único docente ni el voto a los trabajadores no docentes, que siguen excluidos del cogobierno universitario.

La Asamblea Universitaria es antidemocrática por donde se la mire, y es la que debe elegir rector y modificar los estatutos, entre otras cosas. De ella participan todos los consejeros directivos electos por los estudiantes, profesores y graduados y los miembros del Consejo Superior, que es uno de los órganos más regresivos de la universidad. Los 300.000 estudiantes de la UBA, que no sólo somos mayoría sino históricamente los protagonistas de los procesos más radicales como la reforma del ’18 o el Cordobazo, tenemos tan sólo un 25% de representación, frente a un 50% del Claustro de Profesores, que incluye sólo a los 2.000 concursados. El restante 25% es del Claustro de Graduados; se trata de un claustro clientelar en el cual votan muchísimas personas que nada tienen ya que ver con la universidad, junto a los docentes no concursados que son reducidos así a trabajadores de segunda.

Hoy, que la clase obrera comienza a organizarse en forma independiente y democrática y cuestiona a una desprestigiada burocracia sindical ligada cada vez más al gobierno de los Kirchner, como en Kraft, en el subte y en tantos otros establecimientos, es absolutamente necesario organizarnos para denunciar y repudiar esta antidemocrática y reaccionaria Asamblea Universitaria. Tenemos que transformar las universidades para ponerlas al servicio de los trabajadores y el pueblo, modificando los planes de estudio, realizando convenios con organizaciones sociales y de trabajadores para estar a disposición de una nueva juventud obrera que comienza a organizarse para no pagar la crisis y para enfrentar la avanzada represiva de la “derecha famosa” que pide “mano dura”. Más orden, como piden las autoridades universitarias que desde 2006 sesionan detrás de las vallas policiales para evitar las protestas de estudiantes y docentes. Son las mismas camarillas que en el 2006 llegaron al extremo de querer elegir como rector de la UBA al ex funcionario de la dictadura Atilio Alterini, quien además es uno de los principales impulsores de las políticas privatistas.

Hoy adelantan la elección para hacerla en época de vacaciones, pretendiendo evitar la movilización estudiantil. Lo único que les importa es seguir atornillados a sus sillones, como lo demostró en Filo el decano “progre” Trinchero, que fue reelecto en forma fraudulenta y escandalosa, incluso con golpes a los estudiantes que exigían la democratización.

De esta manera, el sector de Hallú, Barbieri y Alterini buscará permanecer en el poder y repartirse el botín de la UBA. Esta vez, ante la mirada impávida de los decanos “progres” (Sorín, Schuster, Trinchero, Aliaga), que hoy patalean por haber quedado fuera del negocio, pero que no tuvieron ningún inconveniente en cogobernar la UBA con radicales y macristas, ni en ser parte de la Asamblea Universitaria de 2006 que se realizó mientras la Policía Federal reprimía a los estudiantes que se organizaban por la democratización de la UBA.

Por esto es necesario ser bien claros: nada bueno puede venir de esta antidemocrática Asamblea Universitaria y las camarillas. La lucha por democratizar el cogobierno con mayoría estudiantil, claustro único docente y voz y voto para los no docentes sigue siendo una necesidad. No es sólo cuestión de que se haga en época de clases o esperar que sean las camarillas las que reformen los estatutos. Para lograr la democratización y todas nuestras demandas es necesario organizarnos desde abajo, con cuerpos de delegados por curso, asambleas por facultad y congresos periódicos de la FUBA de miles de estudiantes para poner en pie un verdadero Congreso Estatuyente de la UBA con mayoría estudiantil, claustro único docente y voz y voto para los no docentes.

Desde En Clave ROJA consideramos que la demanda de democratización tiene que ser parte de la lucha por terminar con esta universidad gobernada por una casta profesoral, y donde las carreras están diseñadas para formar profesionales en función de los intereses capitalistas. Nuestra lucha es por una universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo, donde puedan acceder los hijos e hijas de los trabajadores y cuya producción de conocimientos sea en función de satisfacer las necesidades populares. ¿Por qué, por ejemplo, en la Facultad de Derecho se recomienda el manual de Julián de Diego, abogado de la patronal de Kraft? ¿O en Ingeniería se hacen convenios con Techint para ver cómo maximiza sus ganancias y no para resolver problemas como las inundaciones en Tartagal? ¿O no hace falta que la Facultad de Arquitectura sea parte del diseño de una solución a los cientos de miles que sólo en la Capital no tienen vivienda? ¿O que en la Facultad de Ciencias Sociales se formen intelectuales que en lugar de integrar Carta Abierta o servir a otros proyectos capitalistas sirvan a las necesidad obreras y populares?

Hay que preparar una gran movilización de escrache y repudio para el 14 de diciembre. La FUBA (que por responsabilidad de su conducción se encuentra vacía de participación estudiantil) y los centros deben llamar a asambleas por facultad para organizarnos desde abajo, desde cada curso. Sólo con la movilización de miles de estudiantes y docentes podremos derrotar a las camarillas y a esta antidemocrática Asamblea Universitaria.

Desde En Clave ROJA damos esta lucha en el camino de poner en pie una gran juventud anticapitalista y revolucionaria que en la universidad tome la gran tarea de construir centros y federaciones militantes, que organicen a miles de jóvenes en las facultades y en las calles para transformar la universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo y para unirnos con la clase obrera en la lucha para que la crisis la paguen los capitalistas. Esta tarea está a la orden del día, y se hace necesario poner a los centros de estudiantes y a las federaciones a transitar ese camino.