Criminalizar la Marginalidad

Por Pablo Piccione
Juventud Radical de Avellaneda

 

Nuestro gobernador Daniel Scioli presentó un plan para bajar la edad de imputabilidad que prevé detenciones en institutos especiales a adolescentes de entre 14 y 18 años que cometan crímenes violentos. Sin duda, la inseguridad es la mayor preocupación de los argentinos, y por supuesto, debemos enfrentarla. Pero la falta de planificación y la participación política cuyo único objetivo es perpetuarse en el poder se asemeja a un programa de televisión donde lo que importa más es el rating («que siga hablando que mide»), que la calidad de aquello que se transmite.

Como consecuencia caemos en administraciones reactivas, que terminan reflejando políticas del tipo de: «esto a la sociedad le gusta», «si no hago esto, la oposición me va a criticar», «es lo que debo hacer para salir electo». La política debe ser proctiva, se debe planificar a largos plazos, se deben seguir ideas no personas. Por supuesto que puede traer problemas, quizás la sociedad no comprenda al principio por qué se hacen las cosas, pero hay que explicarles que es por el bien de todos, que se debe priorizar el bien de todos por sobre el bien de unos pocos.

La Argentina moderna es una consecuencia del sobreendeudamiento que heredó el Dr. Alfonsín a causa de la dictadura militar y terminó en el déficit de 1988. La llegada de Menem y sus bochornosas políticas para salir del déficit terminaron por implantar la cultura del facilismo, lo cual enfermó a la sociedad argentina; es verdad, Entel, Aguas Argentinas, Correo Argentino, los trenes, y todos los demás servicios públicos no funcionaban del todo bien, pero eso siempre se puede mejorar.

El liberalismo de los 90′ generó llegadas de grandes capitales, causando así que empresas multinacionales nos invadan (esa es la palabra, invadan). La falta del proteccionismo por parte del Estado hizo ver lo peor de los argentinos, todas las empresas argentinas se derrumbaban, caía aquel amigo del barrio, aquel curtiembrero que se había hecho de abajo (los amigos de los de arriba, siempre caían bien parados) y a nadie le importó, «fulanito se fundió, y bueno, pero yo conozco el mundo». La década de la joda trajo aparejados problemas educativos: la destrucción de la Conet, la desaparición del secundario, y la implementación del fracasado Polimodal español. Los recuperatorios, la sensación de «estudio para el recuperatorio del recuperatorio» destruyó en los jóvenes el valor más importante: la responsabilidad, y con eso todos los demás valores, el esfuerzo, el sacrificio, la constancia… Ya destruida la educación, también se destruía la institución más importante: la familia.

Es que un día la década de la joda se acabaría, las multinacionales sólo deseban ganar dinero a cualquier costo y si hay pérdidas hay una sola respuesta: reducir personal (léase también: si hay crisis reducir gasto público) y ahora que el curtiembrero del barrio estaba fundido, no había a quien pedirle trabajo, y de a poco nos empezamos a destruir.
Somos herederos de esa cultura, de jóvenes con familias destrozadas, sin educación, sin contención. Antes de comenzar hablar de bajar la edad de imputabilidad debemos comenzar a hablar cómo sanar la herida de todo lo que sucedió, donde mi gobernador Daniel Scioli también era parte, y en ese momento no salió a decir nada por más que sabía lo que iba a pasar.

Esta política que se desea implementar es castigar a aquellos a los que se les ha quitado todo, que se los ha desprotegido, y no sólo cayeron en manos del frío, el hambre, y el sueño sino también de la droga, el mayor de los males. Cuando tenemos frío, hambre y sueño, tenemos mal humor, y como seres humanos que somos cometemos errores; eso lo hacés vos, lo hago yo, lo hacemos todos, inclusive también nuestro gobernador Daniel Scioli…

 

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