Una Ciudad Para Pocos

Por Facundo Morales.
Asesor del Legislador porteño Martín Hourest
Bloque Igualdad Social
famorales01@gmail.com

Les propongo que hagamos un viaje en el tiempo, un viaje corto sin grandes contratiempos pero lo suficientemente revelador de varios hechos políticos que nos ayudarán para entender la gestión de Mauricio Macri.

La travesía nos lleva a marzo de este año, cuando el jefe de Gobierno daba comienzo a las sesiones ordinarias de la Legislatura porteña. Muchos recordarán la difusión de un video que mostraba la situación de la Ciudad, que el Ingeniero Macri caracterizó como de “destrucción de la infraestructura y del espacio público” para, acto seguido, invitar a la reconstrucción de Buenos Aires a través de tres grandes ejes: “la reconstrucción del estado”, “la reconstrucción del tejido social” y la “reconstrucción del espacio público”.

Refiriéndose al eje de “la reconstrucción del Estado”, Macri leyó que eso “implica recuperar (al Estado) como instrumento de servicio, de transformación de la realidad y como igualador de oportunidades». En este punto el eje estaba en los Recursos Humanos, Macri acuñó la famosa frase que sostiene que “no da lo mismo trabajar que no trabajar” y remató su lectura con una frase muy convincente: «ese Estado lo queremos al servicio del progreso, el desarrollo y la igualación de oportunidades para integrar nuestra sociedad y hacerla más justa”.

Para referirse al segundo eje remarcó que la educación, la salud, el desarrollo social y la cultura deben ser políticas de Estado. Con esta definición avisaba que su mayor política de gobierno pasaba por la infraestructura y por recuperar lo perdido, dignificar las zonas más postergadas y arreglar escuelas y hospitales. Y remató: «este gobierno quiere recuperar el lugar central que ocupa la escuela en el proceso educativo”.

Finalizó su discurso hablando de “la reconstrucción del espacio público”, entendido sólo como el lugar por donde transitamos. Era el turno de la basura, la inseguridad, los subtes, entre otros.

En octubre de 2008 nos encontramos con promesas de alguien que todavía se mueve en campaña o, lo que es peor, que adoptó la estrategia de la “campaña permanente”: hacer discursos que suenen bien pero que no se condicen con el ejercicio cotidiano.

El dicho popular dice que «para muestra basta un botón». Entonces hablemos de la Educación en la Ciudad, y de las Becas Estudiantiles como ejemplo del modelo de gestión PRO para enfrentar este conflicto.

Macri propone una agenda en la que expresa quiénes son los beneficiarios de su gestión política: beneficios para los que más tienen y una actitud autoritaria para resolver los conflictos que le plantean los que menos tienen.

A esta altura todavía no sabemos cuál fue la lógica que aplicó el Gobierno de la Ciudad para recortar, en cantidad, las becas estudiantiles. Apenas conocemos la normativa para reducir el número de beneficiarios: antes se otorgaban becas a chicos de 1° a 6° año y ahora, con excepciones, de 1° a 2°. Y nos informan que se aumentaron los montos y, como los recursos se agotan, esto trae aparejado la reducción de la cantidad de becas.

Al mismo tiempo sabemos que al momento de denegar y otorgar las becas no se hicieron las visitas socioambientales para confirmar la razonabilidad de los pedidos, aunque prometieron que comenzarían en septiembre. Un dato preocupante es que el año lectivo arranca en marzo, y la distribución de las becas determina que quienes las necesitan puedan ir a estudiar o no dejen de ir.

En consecuencia, tanto el pago de las becas (que todavía no se pagaron en su totalidad) como las visitas socioambientales (aún pendientes) traen aparejado, sencillamente, el vaciamiento de la educación pública de la ciudad.

Esto lleva implícito un mensaje: “ustedes están excluidos, a nosotros no nos interesan”. Aunque algunos funcionarios, con pasado pseudo progresista, se rasguen las vestiduras y afirmen que tendrá beca toda persona que la necesite.

En este contexto, el primer mito que hay que romper es el de la falta de presupuesto. El Estado de la Ciudad Autónoma cuenta con los recursos para solventar el pago de becas de todos los estudiantes que las necesiten. De lo que se trata, entonces, es de sincerar la decisión política que implica pagar más a las empresas recolectoras de basura y pavimentar la Ciudad, y recortar gastos en la educación pública.

El segundo mito que hay que romper es el de los montos de las becas.

En el año 2007 se pagaba $250 y $500 anuales. A partir de 2008 el monto va de 600 a 800 anuales.

Y hablamos de mito porque la estrategia del gobierno en torno a esta enunciación fue asegurar que el Estado tuvo un acto de grandeza inusitada, cuando en realidad apenas se ajustaron los montos por inflación sobre la base de reducir la cantidad de beneficiarios y el presupuesto destinado a becas, inferior al ejercicio presupuestario 2007.

Pero, si hacemos cuentas, el monto máximo de 800 pesos, dividido por los 180 días de clases, nos da un promedio de 4 pesos y 40 centavos por día. Con esta suma los estudiantes deben viajar, comprar libros, cuadernos, biromes, etcétera.

Otro dato que no es menor, siguiendo con la lógica de confrontar números con la realidad, es que la mayor cantidad de becas denegadas (según datos de la Defensoría del Pueblo) se da en el centro de la ciudad, en el cordón que tiene como eje la Avenida Rivadavia (Distritos Escolares 18, 12, 11, 7, 8, 6, 2, 3 y 1). Esto significa que se les están negando becas a los sectores de clases medias empobrecidos, que están pidiendo la ayuda del Estado.

¿Esto qué significa? Que el Gobierno ha tomado la decisión política de asistir de manera focalizada a aquellos que se caen del mapa, y son desestimados los jefes/as de hogar que tienen ingresos mensuales mayores a $1051 (es decir, personas que apenas alcanzan a cubrir los dos tercios de la canasta básica del INDEC).

A estos datos hay que sumarle dos indicadores que resultan sustantivos para entender la gestión macrista.

El primero, que la transferencia de recursos a la Gestión Privada en Educación se mantiene constante en el presupuesto, mientras que el presupuesto destinado a becas se ha reducido. En pocas palabras, el Estado de la Ciudad fomenta la oferta privada de educación y no la demanda de aquellos sectores que menos tienen, dejando a éstos sin la posibilidad de educarse.

El segundo indicador de relevancia es que el gobierno utiliza los datos estadísticos del INDEC para ajustar el monto de las becas, mientras por otro lado reajusta los precios de obra pública tomando como referencia otras estadísticas, que favorecen ampliamente a los contratistas del Estado.

Esto nos lleva a concluir que la educación pública no es una prioridad para este gobierno. Que es falaz el discurso que habla de recuperar el nivel de centralidad de la escuela para la reconstrucción del tejido social. ¿De que reconstrucción podemos hablar si seguimos excluyendo a los que menos tienen?

En paralelo a la decisión política de reducir la cantidad de becas se debe pensar en la forma en que el Ejecutivo porteño ha llevado a cabo la resolución de conflicto.

Para quienes vivimos varias experiencias de reivindicaciones estudiantiles, es sabido que el movimiento de los secundarios es complejo, y aún más compleja su articulación. En consecuencia, plantear que la protesta no tiene fundamentos, o que es digitada por tal o cual partido político, es por lo menos una ingenuidad que un gobernante que se precie de tal no puede cometer.

La respuesta institucional a la protesta de los estudiantes (cristalizada en tomas de colegio y movilizaciones) fue rápida; se tomaron algunas medidas que tienen sabor a otros tiempos de nuestro país: que los docentes no dicten clases ni asistan a los colegios tomados, la confección de “listas negras” de los estudiantes que participaron de las tomas, la ausencia de diálogo mientras subsistían las medidas de fuerza, entre otras.

Esta enumeración hace pensar que el macrismo piensa en el Orden cuando habla de Educación, y que sólo existe educación cuando hay un educador de un lado y personas escuchando lo que éste tiene para decir. Modelo tradicionalista si lo hay.

Pero, como dice Paulo Freire en “Pedagogía de la esperanza”, “los jóvenes y los adolescentes también salen a la calle, critican, exigen seriedad y transparencia”. Y esta acción de los jóvenes lleva una parte de esperanza, y los educadores deben educar para la esperanza, porque la desesperanza y la desesperación son consecuencia y razón de ser de la inacción o del inmovilismo.

Si educamos para esto (como parece quererlo el macrismo) en definitiva estaremos enseñando a ser ovejas. Pero este sistema de profundas inequidades necesita este tipo de enseñanza y no la de la esperanza, porque la esperanza lleva a la lucha, a la crítica, y al intento de cambiar las injusticias de la sociedad en la que vivimos. Por el contrario, la desesperanza inmoviliza.

La pregunta que debemos hacernos es qué tipo de sociedad estamos construyendo por este camino. Si no reconocemos en el Pueblo de la Ciudad capacidad para discutir, para realizar acciones colectivas, en definitiva para intervenir en la cosa pública, lo que hacemos son dos cosas sumamente preocupantes; la primera (producto de la disciplina que se intenta imponer desde el Estado) es el alejamiento de los integrantes de la sociedad de la cosa pública.

Si la política se construye con participación ciudadana, y desde el Estado se coacciona para que no haya participación, se vuelve difusa la interacción entre lo público y lo privado que toda sociedad democrática necesita.

En línea con lo anterior, aparece la construcción de un Estado autoritario que ejerce disciplina social sobre la base de la hipotética legitimidad que dan los votos, cosa volátil si la hay. Ningún gobernante que se precie de tal puede coaccionar para que la sociedad no se exprese, pues es el pueblo quien le delega la representación, pero éste sigue siendo soberano, por más que algunos crean que esa soberanía sólo se ejerce cada cuatro años.

Claramente lo que está en disputa es un modelo de sociedad: por un lado, aquellos que buscan una sociedad basada en el autoritarismo, y por ende en la no crítica hacia las acciones del Estado; y por otro lado, los que pensamos que entre todos debemos construir una sociedad más democrática, con participación del pueblo en su conjunto, para terminar con la injusticia social que nos aqueja como parte de un todo.

5 Comentarios

  • victoria dice:

    Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, pensé que los montos eran por mes, no por año!!!!!

  • antimacri dice:

    El tema ese de los montos causa confunsión porque los medios solamente se empeñaban en recalcar que había habido UN AUMENTO, y si los estudiantes se quejaban y cortaban la calle repudiando el RECORTE, los medios solo recalcaban el CORTE. No escuché a ningún periodista decir que $ 500 u $ 800, de por sí, es una tomada de pelo.

    Macri, dedicate a lo privado, es preferible que cagues al Estado desde las empresas de tu viejo como siempre, que a los ciudadanos desde tu gestión

  • esteban dice:

    El problema es cultural. Cortar la calle para hacer cacerolazos en contra de K esta bien, cortar la calle en protesta por las becas, esta mal, porque CAUSA UNA CATASTROFE EN EL TRANSITO, en titulares de Clarin

  • elpepe dice:

    Esta bueno el analisis, posta que es verdad que Macri en su discurso de Legislatura planteo esos ejes, y está haciendo más agua que diluvio de huracán. La cagada es que hay mucho clasemediero bobo que compra las propagandas de la H que dicen «repartimos un 1.000.000 de libros para los chicos, nos preocupamos por tus hijos».

    Teoría: los atrasos en la línea D, son para que los boludos como nosotros veamos las propagandas de Macri cuando el muñeco está hablando.

  • carolina dice:

    EL PROBLEMA ES TANTO CULTURAL COMO SOCIAL. NOSOTROS SOMOS VICTIMAS DE QUE ESTE SEÑOR MANEJE A LA CIUDAD COMO QUIERE PERO A LA VEZ SOMOS CULPABLES POR EL MISMO ERROR SIN SIQUIERA PENSAR A LA HORA DE VOTAR. EL CAMBIO SE VA A PRODUCIR EL DIA EN QUE TODA LA SOCIEDAD TOME CONCIENCIA DE QUE LO IMPORTANTE NO ES VER QUIEN TIENE MAS PLATA O LA MEJOR CASA O EL MEJOR AUTO SINO VER QUE MIENTRAS NOSOTROS COMEMOS Y TENEMOS UNA CASA…HAY MILES DE PERSONAS QUE NO COMEN O COMEN BASURA Y DUERMEN EN LA PUERTA DE LOS BANCOS O EN LAS IGLESIAS O SIMPLEMENTE EN LA CALLE Y QUE EL SEÑOR MACRI PARECE QUE NO LOS VE…

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