Es temporada alta de rosca y el raviol educativo-universitario del mapa del Estado no es la excepción. Aún sin confirmaciones, se empieza a perfilar el gabinete educativo de la gestión entrante.
Si bien para cualquier transeúnte pareciera que ser ministro es lo máximo a lo que se puede aspirar en una cartera, lo que todxs quieren en educación es la Secretaría de Políticas Universitarias, el lugar central en términos económicos y políticos.
Ese fue el lugar que pidió originalmente Nicolás Trotta, rector de la UMET, un hombre de confianza de Alberto que –además de liderar los equipos técnicos de la campaña- fue el referente de los Jóvenes K, aquella primera juventud kirchnerista que apareció durante la presidencia de Néstor bancando con afiches las distintas peleas que daba el gobierno.
“Es difícil que la SPU quede en manos del rector de un universidad privada”, comentó a este medio una conocedora del tema. Por eso, y por la presión del bloque peronista de rectores para quedarse con ese lugar, Trotta parece encaminarse hacia la silla de ministro. Si la asunción fue hoy, ya estaría yendo a ordenar la oficina. Al faltar más de un mes, no hay que descartar la aparición otrx candidato.
No fueron pocxs quiénes tomaron nota por la forma en que el presidente electo levantó a su tocayo Alberto Barbieri, rector de la UBA. Aunque sin decir su nombre, Fernández habló de él ponderando su gestión y el hecho que es primera generación universitaria en el debate y en su primer discurso en Tucumán. Al cierre de esta edición, ni Barbieri está operando para ser él ni Fernández se lo ofreció, pero a esta altura de la historia no estamos en condiciones de descartar nada.
De esta manera, el candidato más firme para la SPU quedaría es Jaime Perczyk, rector de la Universidad Nacional de Hurlingham. Jimmy fue Secretario de Educación en el gobierno de Cristina para luego pegar el salto a la UNAHUR desde su creación y actualmente preside el CIN, que nuclea a los rectores de todas las universidades.