Volver atrás: notas sobre Unbelievable

Por Charo Márquez
@cafeesamor

Es probable que a esta altura ya la hayan visto, sino, vayan corriendo a la tele y después lean esta nota. Unbelievable quizá sea la mejor serie del año y vamos a hablar sobre esto.

Los ocho capítulos demoledores cuentan la historia de cuatro casos reales de violación. El principal, que tiene como protagonista a Marie, sucedió en 2008 en la localidad de Lynwood, en Washington, Estados Unidos. El primer episodio cuenta la mañana después del ataque, con un nivel de detalle ensordecedor. Nunca cae en el golpe bajo, igual, quizá porque la directora es una genia absoluta: Lisa Cholodenko, a quien deben conocer por The kids are alright. Quizá también porque el guión está escrito, entre otres, por Sussannah Grant, la de Erin Brokovich. La situación que relatan es tan tremenda como cotidiana: Marie denuncia una violación en su casa pero como no reacciona como su entorno espera, no le creen.

Hablemos de su entorno: la protagonista es una chica de 18 años que está viviendo sola por primera vez en un departamento provisto por una ONG que se dedica a ayudar a jóvenes con pasados complicados en la transición a la adultez. En este caso, la complicación de Marie es haber sido dada en adopción por sus xadres, haber sido abusada de niña, haber tenido muchas casas y familias temporales.

Acá está una de las claves: la que no le cree al principio es una de sus madres adoptivas que no tiene mejor idea que llamar a la anterior y cebarla y después hablar con la Policía.

Los detectives a cargo del caso, se ve en la serie, pero en la vida real sobre todo, no estaban preparados para llevar una investigación como esta. Carecían de sensibilización y formación en género. Y esto se notó porque tomaron las dudas de la madre adoptiva de Marie como certezas, la joven no estaba reaccionando como se supone en estos casos: mala víctima.

Es algo muy habitual, que a una mujer que pasó por una violación no le crean cuando hace la denuncia. En nuestro país lo sabemos, lo hemos vivido sino nosotras mismas, nuestras amigas, novias, madres, hermanas. En el caso de Marie pasó lo mismo pero enroscado: tras haberle creído en la primera declaración, luego de hablar con la madre adoptiva, deciden entrevistar de nuevo a Marie. A quien ya habían sometido a un sinfín de procedimientos tediosos, invasivos, revictimizantes como se dice en el derecho. En la serie, la muestran a la joven francamente agotada y sola.

En una sala de interrogatorios se ve a los dos policías a cargo del caso -Jeffrey Mason and Jerry Rittgarn en la vida real- interrogando a Marie. Acusándola de brindar un falso testimonio y atormentándola con las consecuencias tremendas de este delito: no solo perdería los beneficios sociales, el departamento cedido por la ONG y probablemente su trabajo y círculo social, sino que además, podría ir a prisión durante un año. En el podcast de This American Life, cuenta Marie en primera persona que empezó a dudar, ella misma, de si había pasado el ataque o no. Finalmente, la convencen de decir que había inventado todo. Esto coincidía con la hipótesis de su madre adoptiva de que era una joven en busca de atención.
Todo se desmorona.

Pero por suerte, en 2011 -los saltos en el tiempo están en la serie y corresponden al orden que le dieron T. Christian Millern de ProPublica y Ken Armstrong, The Marshall Project, en el artículo de 2015 en el que se basa todo y por el que ganaron un Pulltizer, en Colorado, dos mujeres detectives, mis personajes preferidos de la serie, empiezan a trabajar en conjunto sobre una serie de violaciones. Rasmussen (Toni Collette) es una detective con muchos años de experiencia en crímenes sexuales y Duvall (Merritt Wever -VEAN GODLESS DE PASO-) está especializándose en el tema. No es algo habitual ni en Estados Unidos ni en ningún lado que dos departamentos policiales crucen información y trabajen en conjunto. Pero una serie de coincidencias entre los casos que cada una llevaba hicieron que conectaran los hechos y empezaran a pensar en un violador serial.

En algún momento de la trama, alguien dice que una década de programas como CSI dejaron preparada a una generación de delincuentes para no dejar rastros ni evidencias. Y un poco es lo que les pasaba a ellas y también lo que había sucedido con Marie: el atacante no había dejado casi, casi nada a su paso. Lo que tenían eran los relatos de las mujeres, patrones similares de conducta entre ellas (vivían solas, sin mascotas, sin muchas redes en la zona), el dato de que el violador les había sacado fotos a algunas de ellas con una cámara Sony Cyber-shot rosa, un auto blanco, patrones de conducta de él, datos que indicaban que podría tratarse de un militar y una seña particular que una de ellas había aportado del atacante: una mancha de nacimiento en la pierna izquierda. Además, habían encontrado un poquito de ADN en una de las escenas del crimen.

Cuestión, que estas policías estaban realmente preocupadas por encontrar al señor. Hay una escena hermosa en la que Duvall pide el informe de la médica legal de una de las víctimas, uno de lxs agentes dice que no sabe dónde está y la detective se saca. Les da un discurso hermoso de por qué es necesario el compromiso 24/7 de ellxs en este caso: hay un tipo que anda violando mujeres y ellas van a quedar traumatizadas de por vida y ustedes no están dando lo mejor de sí para impedir que lo vuelva a hacer. Juro que me puse a aplaudir la pantalla.

Les voy a spoilear todo pero bueno, cosa suya si todavía no vieron lo mejor de 2019: encuentran al sospechoso, lo enjuician y condenan. Cuando revisan su computadora y sus cosas de señor muy dedicado al asunto este de violar mujeres, encuentran más víctimas. Una de ellas, era Marie. Así que Rasmussen llama al detective Parker (son los nombres de la serie) y le cuenta que efectivamente, la joven que ellos habían procesado por falso testimonio tres años antes, había dicho la verdad, había sido sexualmente atacada.

A Marie, que se había mudado ya varias veces y cambiado de trabajo y perdido a todxs sus amigxs y ya no quería saber nada con el tema, la noticia le cayó como un balde de agua fría. Demandó al gobierno local por 150.000 dólares, el ayuntamiento le devolvió los 500 dólares que le habían hecho pagar por las costas del juicio de falso testimonio y se tomó el palo. El final de la serie es hermoso, reconfortante. Marie llama a una de las detectives y le agradece el trabajo realizado. Está en la playa, con su Jeep, quiere dejar todo atrás.

Vean la serie. El personaje de Toni Collette es de una belleza increíble, como siempre. Hay feminismo sin caer en la frase fácil. Hay complejidad. Hay dolor. Hay una historia de abandonos institucionales, de acción y omisión, que vale la pena ver. Hay mujeres que toman la palabra y buscan justicia. Hay mujeres que se cansan. Hay mujeres que frente a la condena del acusado, siguen llorando. Hay mujeres que quieren dejar todo esto atrás. Y otras que vuelven atrás para buscar reparar lo que otrxs habían roto.