La FUBA define su futuro

Una Federación Universitaria de Buenos Aires totalmente polarizada tendrá su sábado de súper acción cuando cada uno de los bloques intente juntar el quórum necesario para que sesione el Congreso que debe elegir autoridades.

Por un lado, la oposición logró reunir a la Junta Representativa con siete de los trece centros de estudiantes y convocó a la elección en el edificio de Uriburu 950, lindero al local central de la FUBA. Este espacio es conformado por radicales, peronistas, socialistas e independientes y conduce los centros de Económicas, Medicina, Odontología, Sociales, Ingeniería, Agronomía y Derecho. Afirman contar con 67 delegados, uno más de los necesarios para sesionar y formar un nuevo gobierno.

Del otro, el oficialismo debió ampliar su bloque y ahora la izquierda comparte cruzada con el kirchnerismo y otros sectores del alguna vez denominado campo popular mientras denuncia una maniobra del Gobierno Nacional y la UBA para desmovilizar al movimiento estudiantil. También apuntan que dos de los delegados que los opositores planean acreditar no les pertenecen ya que surgen de frentes integrados por agrupaciones que en esta instancia están de lados distintos. En ambos casos, afirman, los delegados se presentarán en persona a la convocatoria oficialista. Del otro lado confían en que al menos un apoderado de esas listas se haga presente en el Congreso opositor.

Pasando en limpio, en el caso que ambos de esos delegados en disputa esté con la izquierda hay una paridad de 65 delegados en cada bloque, dejando sin quórum a ambas convocatorias. Mientras que si al menos uno se acredita con la oposición, esta contará con los cartones que necesita para renovar la conducción.

También se puede dar el caso que uno -o los dos- se acredite en ambas. De esa manera tendríamos a la oposición votando y a la actual conducción denunciando y desconociendo la elección, dejándonos de esta manera con dos FUBAs.

Luego de la maratón de reuniones, llamados, chats y demás formas posibles de llevar a cabo las distintas negociaciones del caso, todo se develará pasado el mediodía del sábado. Hasta entonces lo único que está claro es que el movimiento estudiantil de la UBA está partido en dos y no parece haber reconciliación posible entre las partes.