Funciona en la UBA el Programa Institucional de Comunicación Accesible

El Programa de Comunicación Accesible que funciona en la UBA permite la plena accesibilidad comunicacional, pedagógica y física de los estudiantes con discapacidades auditivas, visuales o motrices. Para su funcionamiento se desarrollará el Centro de Comunicación Accesible UBA que posibilitará la transmisión en tiempo real de lo explicado en las clases a estudiantes con dificultades auditivas.

Mediante la aprobación del Consejo Superior, la UBA cuenta con el Programa Institucional de Comunicación Accesible cuyo objetivo es permitir la plena accesibilidad comunicacional, pedagógica y física de los estudiantes con discapacidades auditivas, visuales o motrices.

El Programa prevé el desarrollo del Centro de Comunicación Accesible UBA, un espacio dotado con tecnología e intérpretes en lenguas de señas con formación académica, que posibilitará la transmisión en tiempo real de lo explicado en las clases a estudiantes con dificultades auditivas. A la videointerpretación, la propuesta suma la ejecución de audiodescripciones para aquellos que presenten problemas visuales y subtitulación del material didáctico para incluir a los estudiantes con limitaciones auditivas, dificultades motrices o de aprendizaje, entre otras.

El proyecto fue elaborado por la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil, a cargo de Gustavo Galli y desarrollado por Susana Underwood, actual Coordinadora del Programa Discapacidad y Universidad de la UBA.

El rector Alberto Barbieri encuadra este proyecto totalmente novedoso dentro del objetivo de la universidad de brindar una educación de alta calidad: “pero accesible para todos, democrática y que procura eliminar las barreras de la desigualdad, dando las mismas oportunidades para todos”.

La implementación del Programa de Accesibilidad Académica se alinea a lo establecido por la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo, sancionados por la Asamblea general de la ONU en 2006, que pone énfasis en el entorno y no en la discapacidad de la persona, por lo que su propuesta se orienta a la eliminación de las barreras que impiden el ejercicio de los derechos.

Según el Censo 2011 que elaboró la UBA, y sus actualizaciones de 2012 y de 2013, declararon tener alguna discapacidad 2.498 estudiantes de grado; distribuidos en 210 con discapacidad visual, 356 auditiva, 44 con dificultades para hablar, 659 para usar miembros superiores o inferiores, 91 con alguna combinación, y 1.173 con otras no especificadas. “La pregunta sobre discapacidad no era obligatoria, por lo que no necesariamente refleja la cantidad de personas con discapacidad que estudian en la UBA, pero nos permite tener una aproximación”, asegura Galli.

El Programa contempla las particularidades de metodología docente, tamaño, dimensión y dispersión geográfica propias de la Universidad. Para ello prevé la capacitación docente y talleres que aborden el tema de la discapacidad desde las diferentes estrategias, criterios y acciones que se pueden adoptar, con el fin de lograr la accesibilidad plena de la comunidad universitaria.

Además, en el ambiente áulico se proyecta la instalación de aros magnéticos rodeando el perímetro de las salas. Se trata de amplificadores que permiten una transmisión del sonido sin los efectos adversos de la distancia o el ruido de fondo para quienes utilizan audífonos o implantes cocleares.

“Como docente, pienso en la sensación de fracaso que podremos evitarles a nuestros alumnos, cuando a la hora de acceder a la lecto- comprensión tienen alguna barrera que se los obstaculiza”, concluye Underwood y agrega: “Todos son diferentes pero todos tienen derecho a recibir la misma calidad educativa; nuestra labor como docentes de la Universidad de Buenos Aires es incluirlos en su totalidad”.