La Mella: otra vez sopa

Por UJS – PO

Las tareas de la Fuba y la lucha por la democratización

Está en curso un debate entre las actuales presidencias de la Fuba respecto de la dirección que debe recorrerse en la lucha en curso por la democratización, que cobró impulso a partir de las asambleas, movilizaciones y ocupaciones de varias facultades. La Mella editó un largo volante pretendiendo delimitarse «por izquierda» de la UJS-PO. Lo que podría parecer un cambio de política es la fachada que recubre la misma de siempre, aquella que condujo a esta corriente al récord de perder cuatro centros de estudiantes en la misma noche.
La realización de las elecciones de Consejo Superior del último viernes pusieron en evidencia dos orientaciones divergentes. Por un lado, la posición que primó en la Junta Ejecutiva de la Fuba a propuesta de la UJS, según la cual debíamos movilizarnos a las elecciones, y organizar junto al gremio docente y trabajadores no docentes un acto, repudiando el rumbo que pretenden marcar los profesores que manejan la universidad. Nuevamente, pretenden elegir rector sin reformar los estatutos para democratizar -la promesa incumplida tras su asunción en 2006. De esta forma, dar pie a una campaña, también resuelta por la Fuba, que vaya a todos los cursos, a cada estudiante y trabajador, juntando firmas que reclamen la reforma de los estatutos antes de cualquier elección. La Mella, por el contrario, propuso «impedir» la elección de consejeros superiores. Desde la UJS rechazamos esta orientación, que propone medidas aisladas de la masa estudiantil, cuando el desafío consiste en sumar a miles y miles de estudiantes y trabajadores a esta lucha. Las medidas de acción deben corresponderse con este objetivo central.

Pero que nadie se engañe, pues no estamos frente a un «exceso de combatividad». La Mella posa de «vanguardia» al respecto; sin embargo, ha tejido un acuerdo con los decanos «cristinistas» y La Cámpora para «coordinar la lucha contra Barbieri». Estamos lejos de proferir una chicana: ya hemos advertido respecto de las maniobras de los decanos ultra K (Filo, Sociales y Exactas) frente a la Asamblea Universitaria, pues pretenden horadar la candidatura de Barbieri para mejor negociar sus cargos de gestión, o incluso «voltearla», planteando «falta de consenso», y habilitando el paso de un tercero «más potable». Fue su conducta exacta en 2006: caído el facho de Alterini, terminaron pactando con Hallú -y hasta pusieron el vicerector-. Para estos fines podridos, es decir, que siga la misma política pero con un personal político «afín», las camarillas «progres» requieren montarse en la lucha estudiantil («hagan quilombo así se cae Barbieri y después vemos»). La conclusión es sencilla: debemos pelear más que nunca, con total independencia del conjunto del régimen universitario. La Mella adopta la contraria, y se mete -y pretende meter con ella al movimiento estudiantil- de lleno en esta interna gubernamental. No olvidemos que Barbieri, apoyado por la derecha universitaria, de radicales, macristas y hasta «massistas», es K y tiene la banca de De Vido. La actitud de La Mella no es inocente -por eso exculpa a las camarillas K, con las que convivió pacíficamente hasta antes de ayer, cuando dirigía los Centros de esas facultades-. En Exactas, La Mella votó en común con la gestión de Aliaga una declaración «para discutir e impulsar la reforma del Estatuto de la Universidad», «expresar el acuerdo por una mayor representación estudiantil» y otras generalidades. ¡Una tremenda lavada de cara a la gestión que hoy eligió decano utilizando patotas! La Mella cae en estos compromisos no solo por oportunismo; tiene esa línea política a fondo.
Como si todo esto fuera poco, la agrupación que apoyan en Agronomía -el FANA-, votó al decano esta misma semana. El hombre en cuestión se reeligió, y tiene como «mérito» entregar estudios a bajo precio a empresas como Arcor.

Su propio volante caracteriza que la «democratización» consiste en «mayor participación en las decisiones político académicas que afectan a la cotidianeidad de la comunidad educativa». Para la UJS-PO, es distinto, se trata de enfrentar a un régimen universitario incapaz de ser transformado por quienes hoy detentan el poder; es necesaria una asamblea de otro orden, que surja del voto democrático de la masa estudiantil, docente y no docente. La Mella parece no haber aprendido la lección de las últimas elecciones, pues sufrió importantes derrotas vinculadas a estos fenómenos políticos. Por un lado, el ascenso de la izquierda auténtica, que mantuvo su independencia de toda variante patronal. El emprendimiento centroizquierdista de La Mella, junto a resabios de la Alianza y el kirchnerismo (Lozano y compañía), fue descartado por la votación. Al mismo tiempo, su política en la UBA, tan a la sombra de las camarillas que llegaron a anunciar públicamente a través de sus graduados que votarían decana «opositora» en Filo -a la mismísima creadora del Laboratorio de Idiomas, la caja privatizada de recursos propios-.
Por todos estos motivos, la pirotecnia verbal de La Mella no pasa la prueba de las asambleas de Filo y Sociales, donde reivindicaron la votación junto Aliaga «porque legitima nuestra lucha «(¿?), y rechazaron que hubiera asambleas y ocupaciones según propuso la Fuba, para limitar las Jornadas del 31/10 y el 1/11 al puro «debate».

Una lista común de la izquierda, para la que existe un acuerdo incluida La Mella, volvió a conquistar la mayoría en el Consejo Superior. La UJS, que tiene la mayor cantidad de consejeros como corriente única en toda la UBA asume ese mandato.

La auspiciosa lucha que se está empezando a gestar debe avanzar en masividad cada día más, para barrer de una vez por todas esta situación infame de la UBA, copada por los negocios y la privatización. Para eso, es precisa la más completa independencia de cualquier variante de esta casta profesoral, que aliada a los poderes de turno pretende mantener sus privilegios.

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