Por UCR Capital
Julio César Strassera arriesgó su vida representando a toda la sociedad argentina en el juicio que la democracia realizó a los responsables del terror de la dictadura y las violaciones a los derechos humanos. Asumió la responsabilidad motivado en la convicción democrática, el coraje cívico y la voluntad de justicia que toda la sociedad reclamaba, pero que sólo algunos atendieron.
El Juicio a las Juntas, hecho único en el mundo, ayudó a consolidar la recuperación de la democracia argentina, de la mano de Raúl Alfonsín. Fue la bisagra que permitió que NUNCA MAS la muerte, el terror y la dictadura se adueñaran de nuestro país.
Aníbal Fernández agravió a Strassera diciendo que era un personaje despreciable. Despreciable, sin embargo, ha sido la actitud que adoptó el Partido Justicialista propiciando la amnistía para los militares al final de la dictadura.
Despreciable fue no conformar la CONADEP. Despreciable fue indultar a las Juntas enjuiciadas por la democracia. Fernández, el justicialismo y el gobierno todo le deben aún a la sociedad argentina una explicación al respecto.
Hoy, con la democracia consolidada definitivamente en la Argentina, resulta muy sencillo llenarse la boca hablando de la defensa de los derechos humanos, intentando reconstruir la historia a partir de la construcción de un relato falaz y mentiroso. Cuando fue el momento de decir y hacer las cosas, los que hoy hablan y agravian mantenían un silencio cómplice.
Descolgar un cuadro 25 años después de que la Cámara Federal juzgara y condenara a los responsables de la tortura, desaparición y muerte de decenas de miles de argentinos es parte de ello.
Julio César Strassera, con los demás integrantes de la Cámara Federal, en cambio, asumieron con valentía la responsabilidad que la historia le confería e hicieron carne viva el clamor del pueblo argentino que gritaba NUNCA MÁS.