Discurso Sobre las Leyes de Emergencia Económica

Por el Senador Ernesto Sanz

«Vamos a acompañar de manera positiva la prórroga a los beneficios sobre la adquisición de insumos vinculados con la lucha antigranizo, que particularmente beneficia a algunas provincias argentinas, entre ellas la mía, y que prorroga una ley del año ’98 por un plazo de diez años más. Finalmente, dejaré en claro nuestras diferencias establecidas en tres leyes: con respecto al tema del combustible, la prórroga de la ley de emergencia y la del impuesto al cheque, sobre la que quiero que quede clara -no en cuanto a su percepción, más allá de creer que es un impuesto de emergencia y distorsivo-, la posición del radicalismo en cuanto a su distribución».
 
«Resulta bastante difícil, después de tantos años de discutir al mismo tiempo dos cuestiones como el impuesto al cheque y la emergencia económica, encontrar argumentos novedosos. Pero debo confesar que sobre el primero me movilizó particularmente el debate que tuvimos en comisión. Me movilizó más desde mi posición de senador por la provincia de Mendoza que como presidente de bloque que cierra un debate. Sin perjuicio de abordar nuestras responsabilidades, considero muy importante el debate que introdujo el presidente del bloque de la mayoría, Miguel Pichetto, respecto de las actitudes de los gobernadores en general; en ese sentido, seguramente, se cometerá alguna injusticia, porque no todos actúan ni se expresan de la misma manera. Y hago la salvedad de que el senador Rubén Giustiniani manifestó que el gobernador de Santa Fe les pidió a sus senadores que no acompañaran el proyecto».
 
«Me circunscribiré al gobernador de Mendoza, Celso Jaque, para no involucrar a ninguna otra provincia ni gobernador. Me pregunto todos los días por qué el gobernador de mi provincia no dijo, reclamó ni hizo mención alguna durante los últimos meses acerca de un debate federal, el que no solamente se centra en la prórroga del impuesto al cheque sino, también, en el presupuesto y —una parte sustancial— en los fondos de las AFJP. Me hago esa pregunta desde mi condición de senador por Mendoza. ¿Por qué el gobernador de mi provincia no reclama lo que —a mi juicio y en el de mucha gente— le corresponde a Mendoza, y que actualmente no está recibiendo por las vías normales?».
 
«Me puse a ver cuáles serían las razones. ¿Será porque en Mendoza no tenemos dificultades? ¿Porque en mi provincia no hay problemas y se vive una época de holgura o bonanza? En ese sentido, les comento que en Mendoza —y, probablemente, en muchas otras provincias— están comenzando a producirse problemas severos: movilizaciones, cortes de rutas, ocupación de calles y fruta tirada en la puerta de la Gobernación. El sector público mendocino está viviendo un momento de mucha conflictividad; los gremios estatales están permanentemente en conflicto e, incluso, realizan huelgas y paros que paralizan la salud y la educación».
 
«Asimismo, tenemos problemas muy graves de inseguridad, que se traducen en situaciones patéticas —ni siquiera tragicómicas—: la policía no puede hacer prácticas de tiro porque no tiene balas ni para llevar en los cargadores; no cuenta con chalecos antibalas porque la última compra se frustró; y tampoco hay dinero para cubrir otras necesidades vinculadas con ese área. Los productores mendocinos están pasando un momento muy difícil. Recién hice alusión a una imagen que vio todo el país y que, por cierto, es lacerante, porque a nadie le gusta ver la producción tirada en la calle. En Mendoza, se empezó a tirar el damasco, y ya se anuncia que puede ocurrir lo mismo con el durazno, la pera y la ciruela, pues no hay fábricas que estén en condiciones de elaborar programas, ya que no hay financiamiento y los mayoristas de Buenos Aires —que son los que llevan a cabo los programas de elaboración— no tienen expectativas de compra».
 
«Respecto de la obra pública, para muestra basta un botón en internet. Hay un artículo que se acaba de publicar en uno de los diarios de mayor circulación en Mendoza en el que se hace el balance de las obras públicas que se prometieron en la provincia. Néstor Kirchner prometió 15 mil millones que nunca llegaron: para Portezuelo del Viento, Trasandino Central y Comahue Cuyo, entre otras obras públicas».
 
«Siguiendo con este razonamiento —que algunos podrán considerar aburrido, pero que estoy seguro de que cuando en Mendoza puedan leer ciertas cosas, a muchos les va a interesar—, para salir de estos condicionamientos, hacen falta dos cosas —supongo que a los gobernadores les debe pasar, más o menos, la misma cuestión—: plata y gestión. Yo no voy a hablar aquí de la gestión porque, en todo caso, es algo que tendré que hablar puertas adentro de mi provincia. Pero sí voy a hablar de la plata».
 
«En Mendoza no está la plata para llevar adelante todas las cuestiones que hacen falta para resolver estas situaciones, porque estamos perdiendo mucho dinero. De acuerdo con las cuentas que globalmente hacía el senador Gerardo Morales recién, en relación a todos los rubros, nosotros sacamos una cuenta, a la cual debo agregar un ítem que, en el caso de Mendoza, es necesario porque es una provincia que tiene petróleo y que, por lo tanto, cuenta con liquidación de regalías petrolíferas. De tal modo que nos estamos perdiendo, por todas las cuestiones vinculadas con el impuesto al cheque, a los ATN, a la mala distribución de las AFIP, a los pagos a cuenta del impuesto a las ganancias —sin contar lo de ANSeS— y por no cumplirse el piso de la coparticipación y las regalías; insisto, nos estamos perdiendo casi 2 mil millones de pesos al año. ¿A cambio de qué? Aquí viene la pregunta y ésta es la reflexión».
 
«En este punto vamos a diferir, sustancialmente, de la visión que recién expresaba el senador oficialista Fabián Ríos. No nos vamos a poner de acuerdo, por lo menos, en la visión del senador Ríos respecto de los temas de autonomía o independencia. Esta no es solamente una cuestión de dinero, sino de concepción política acerca de lo que entendemos por federalismo. Pues bien, el gobernador de mi provincia no hace ningún reclamo y se queda absolutamente callado frente a esta realidad, que genera una pérdida anual cercana a los 2 mil millones de pesos, a cambio de promesas de obras que ni siquiera forman parte de un proyecto nacional. Muchas veces escuché el argumento que recién acaba de expresar el senador Ríos en el sentido de que las provincias contribuyen, más allá de si nos ponemos de acuerdo o no, desde hace algún tiempo —sobre todo, desde que asumió el gobierno de Kirchner, en 2003—, a un proyecto nacional que tiene como argumento central para esta situación de Nación-provincia el esquema del superávit fiscal. Yo no estoy convencido de que ésa sea la razón o el argumento. Es más, no es un capricho mío que no esté convencido, sino que las propias conductas del Gobierno hacen que no pueda convencerme. Porque si fuera realmente cierto lo del superávit fiscal, pienso que no habría tantas diferencias o disidencias».
 
«Creo que aquí hay un proyecto nacional que tiene al superávit fiscal como herramienta, pero que, también, lo tiene como un esquema de acumulación política, cuyas reglas de juego, o mejor dicho de no-juego, son el dinero y la discrecionalidad. Y quiero ir un poco más al fondo de la cuestión, para saber si realmente lo que hay aquí es una contribución al superávit fiscal u otra cosa, dentro de la discusión del federalismo».
 
«Voy a leer solamente algunos párrafos de una noticia publicada en uno de los diarios de mayor circulación de mi provincia, cuyo título es: «El plan K para doblegar a Cobos». En realidad, tiene que ver con una reunión que hubo hace unos diez días aquí en Buenos Aires, de la cual dieron cuenta los medios nacionales, donde el ex presidente Kirchner, en la quinta de Olivos, citó al gobernador de mi provincia y a todos los intendentes justicialistas de Mendoza y los instruyó —no son palabras mías, sino de los propios participantes de la reunión— acerca de la estrategia electoral de 2009, en la cual había obviamente un adversario o enemigo: en este caso, el actual vicepresidente de la Nación, Julio Cobos».
 
«La noticia era que había que destruir políticamente a Cobos y derrotarlo en Mendoza. Y para ello —dice la nota— , el único instrumento sería el desembolso en la provincia de 700 a 1000 millones de pesos, que serán anunciados el próximo lunes 15 de diciembre por la Presidenta y el ministro Julio De Vido, dentro del gran megaplan de obra pública por 71 mil millones de pesos, tendiente a mantener la rueda de la economía».
 
«La acción de guerra -dice el diario- comprende licitar y hacer muchas obras pequeñas, de rápida ejecución, que puedan ser inauguradas antes de los comicios de octubre y que sean fácilmente percibidas por la gente. Por eso, los intendentes justicialistas mendocinos ya están trabajando contrarreloj para llegar a tiempo con la lista de obras. Y el jueves, cuando Celso Jaque regrese de la gira social rusa, le dará el visto bueno para enviárselo urgente al subsecretario de obras públicas, José López, quien, a su vez, lo tratará con De Vido».
 
«No hay proyecto nacional cuando el que planifica las obras y el que las ejecuta es el municipio, y cuando la Nación lo único que hace es manejar la plata. En todo caso, un proyecto nacional se da cuando la obra pública —la gran obra pública, la que trasciende los años electorales— es planificada como, por ejemplo, planificaba las obras Agua y Energía, y trascendían a los gobiernos y los tiempos. Esos eran proyectos nacionales. Entonces, me pregunto: ¿Cuál es el proyecto nacional de llamar a todos los intendentes del país para que, de manera urgente, se pongan a desarrollar planes de obras que tengan que ser inauguradas antes de las elecciones del año que viene con este dinero?».
 
«Hablemos en serio y claramente. Si queremos discutir desde el punto de vista filosófico la contribución de las provincias a las columnas vertebrales del superávit fiscal, estamos dispuestos. En todo caso, esto tenía alguna razón de ser en otro momento. Pero no nos engañemos, no nos confundamos entre nosotros y digamos las cosas como son. Porque estas cuestiones que dicen los diarios no las inventamos nosotros. Estas reuniones ocurren y no sólo en mi provincia. Estoy hablando de mi distrito porque lo han ratificado, cuando llegaron a Mendoza y se bajaron del avión el gobernador y todos los intendentes justicialistas. Eso no es contribuir a un proyecto nacional; eso es dejar que la plata de uno, de todos los ciudadanos, la administre otro, para que me dé lo que quiera y para que yo haga, en todo caso, lo que pueda».
 
«El jueves de la semana pasada tuvimos un debate interesantísimo en la Comisión Mixta Revisora de Cuentas. Lamento que no haya tenido mucha trascendencia. Vinieron a exponer quienes van a administrar los cerca de 80 mil millones de pesos, más los 20 mil que hay ahora, del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS. Estuvieron Sergio Chodos y Benigno Vélez, que son los encargados de esa administración. Se generó un debate muy profundo, y creo que de allí surgen temas para discutir como, por ejemplo, el cambio de paradigma en la Argentina respecto a la utilización de esos fondos jubilatorios, en el que no sé si alcanzamos a meternos de lleno cuando discutimos los otros días la ley de las AFJP, pero qué bueno es discutirlo en algún momento».
 
«Allí, por ejemplo, Chodos -el cerebro que va a manejar, de alguna manera, este dinero- dijo que el cambio de paradigma supone que esos fondos, cuando los tenían las AFJP, tenían la lógica de preservar las cuentas de capitalización como garantía, para cuando el dueño de la cuenta se jubilara. Por eso se genera la rentabilidad y por eso la seguridad de tenerlos en el tiempo. Pero ahora, el cambio de paradigma es que, al haber pasado al Estado y al administrarlos el Estado, con una nueva concepción, esos fondos, en lugar de ser custodiados en garantía para los futuros jubilados, tenían que ser volcados a la economía real para generar desarrollo y, de ese desarrollo, generar actividad económica y empleo productivo; y que del empleo productivo en blanco, a su vez, se obtendrían beneficios».
 
«Estoy totalmente de acuerdo, si es que estamos de acuerdo con un sistema solidario de reparto sólido, consolidado en el tiempo, porque con los avatares financieros de la Argentina y el resto del mundo la verdad es que si apostamos todo a un buen esquema financiero, con gerentes financieros, ya sabemos lo que pasa. En cambio, si uno tiene la inteligencia de apostarlo a la producción… Sin embargo, todo lo de Chodos se cayó a pedazos cuando le pregunté si había alguna posibilidad de que ese paradigma de apostar a la producción pudiera ser resguardado de un llamado de teléfono del mismo que se reúne con los gobernadores y los intendentes, y que le dijera: «Necesito 20.000 millones de pesos, no para el sistema productivo sino para dárselo a los intendentes que me tienen que traer la semana que viene cordón, cuneta y banquina para inaugurarlo antes de octubre». Chodos no me lo pudo contestar, ni me lo va a poder contestar nadie. De esto estamos hablando hoy en la Argentina. Estas cosas son el federalismo en nuestro país».
 
«Entonces, yo también -como el senador Ríos- me resisto a que reduzcamos todo a la discusión de que el federalismo pasa por el impuesto al cheque. Tiene razón Ríos: el tema del federalismo en la Argentina no pasa por el impuesto al cheque ni pasa por los ATN; pasa por todo, por una concepción global. El tema del federalismo en la Argentina es que los que tienen que planificar y ejecutar, los que tienen que poner la cara todos los días frente a las manifestaciones de los productores que les tiran los damascos en la puerta de la Casa de Gobierno no pueden manejar su propia plata y la tienen que venir a mendigar a Buenos Aires. Y el que administra esa plata le dice: ‘A vos, sí; a vos, no; a vos, tanto y a vos, otro tanto’. Ese es el problema del federalismo en la Argentina; ha quedado reducido a un modelo de acumulación política y económica que no tiene nada que ver con lo que está escrito en la Constitución Nacional ni con lo que nosotros debatimos en teoría acá, en el recinto del Senado».
 
«Por estas razones, no podemos acompañar la ley de emergencia ni el proyecto de prórroga del impuesto al cheque. Y vamos a seguir insistiendo por las razones jurídicas y las económicas que hemos dado. Además, reiteramos que este año era una inmejorable oportunidad. Por eso, es inconcebible el silencio de algunos gobernadores».
 
«En esto sí voy a discrepar con el senador Pichetto: no es excusa para que nosotros no cumplamos con nuestro deber, porque aquí no estamos para suplir gobernadores pero sí para representar —tres por cada provincia y con la misma intensidad institucional que los gobernadores— los intereses de nuestras provincias».
 
«Personalmente, no puedo votar a favor de un impuesto que le quita a mi provincia más de 350 millones de pesos en el año y que no contribuye al superávit fiscal. Contribuye para que, después, un señor -que ni siquiera ocupa un cargo en la esfera institucional- tenga que definir si me devuelve esos 350 millones para cordón, cuneta o banquina, o me los da para algún otro proyecto. Eso no es federalismo. Y por eso, voy a votar en contra de estos proyectos».

1 Comentario

  • Bruno dice:

    cuanta desencia,cuanta honestidad,cuanta verdad,cuanta etica, cuanto tenes por aprender peruca,lo mismo para vos trostko…….

Los comentarios están cerrados.