Nico, Jimmy y la rosca universitaria en la era Alberto

Con cada cambio de gobierno nacional se reacomoda el mapa político universitario. La razón es obvia y sencilla: las universidades dependen de los fondos del Ministerio de Educación para su funcionamiento. A esto se le agrega, en muchos casos, la relación que tiene cada universidad con quien conduce el distrito al que pertenecen. Algunas veces, la responsabilidad de llevar adelante la relación con el complejo sistema de rectoras y rectores recae sobre la Subsecretaría de Políticas Universitarias, más conocida como SPU, otras veces se maneja en conjunto con la cabeza de Pizzurno y otras se entra en disputas por ocupar ese lugar de referencia.

Por ejemplo, en los años macristas en los que estuvo Esteban Bullrich como ministro toda la relación con las universidades la llevaban desde la SPU porque a él poco le importaba el tema. En cambio, con la llegada de Alejandro Finocchiaro la cuestión se hizo más en equipo y armoniosamente. La buena relación entre el ministro y el secretario Pablo Domenichini, sumando el conocimiento de ambos sobre el tema, permitió llevar adelante al sistema universitario en años muy difíciles para realizar políticas públicas. No parece ser casualidad que la cosa haya estado rumbeada en un área a donde no llegaron los CEOs iluminados genios de lo privado en desmedro de dirigentes formados; ¿Se imaginan cómo estarían hoy las pequeñas universidades nacionales si Mauricio hubiera nombrado a gerentes de la Universidad de Palermo o la Austral en Pizzurno?, pero ese no es el tema que nos convoca.

Con la llegada al gobierno del Frente de Todos se dio un nuevo escenario: un ministro y un SPU al que les interesa el tema pero que vienen de lugares distintos, tienen objetivos diferentes y están enfrentados entre sí; ¿Qué podría salir mal?.

De un lado Nico Trotta, fundador la primera juventud kirchnerista allá por el 2004 llamada Jóvenes K, parte del círculo más cercano del Presidente y otrora rector de la universidad privada perteneciente al sindicato liderado por el dirigente del peronismo porteño Víctor Santa María. Del otro lado Jimmy Perczyk, ex -casi- todos los cargos importantes del ministerio y, hasta diciembre del año pasado, rector de la joven universidad de Hurlingham, a la que llegó rápido de reflejos: cuando era Secretario de Educación se fundó la UNAHUR por iniciativa del entonces vicepresidente Amado Boudou y el actual intendente Juanchi Zabaleta, Jimmy vio que se venían cambios y logró dejar Pizzurno para quedarse en/con la universidad.

La relación entre ambos nunca fue buena, al menos en esta etapa. Desde que se empezaron a discutir los cargos empezaron los ruidos. De hecho, en la SPU no se lograron nombrar funcionarixs por debajo de la línea de los subses.

La diferencia principal recae en lo que cada uno proyecta para su futuro. Mientras el SPU apunta a ser efectivamente quién conduzca los destinos del sistema universitario nacional, el ministro quiere ser candidato a algún cargo electivo el año que viene, y si no llega trabajará para el 2023. El ministerio es su lugar para construirse como dirigente nacional. Con eso en vista, desarrolla las relaciones con las universidades más grandes, mientras Jimmy busca sin demasiado éxito convertirse en referente para el resto. Sin éxito porque la plata la maneja Trotta, claro. Y las rectoras y los rectores la necesitan para subsistir. Y los subsecretarios se alinearon con el ministro y no con su secretario. En resumen, Nico piensa que con las grandes le alcanza, a las chicas no le da mucha bola y Jimmy intenta sentir que las conduce pero no les puede resolver muchos de sus problemas.

Vamos a seguir contando en los próximos días cómo evoluciona esta relación y cómo se sigue reacomodando el mapa político universiario. Estén atentxs.