La mañana después del EPMLTT

Por Charo Márquez
@cafeesamor

No escribo crónicas en general, pero un análisis político a solo unas horas del final del 34° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans me parecía imposible. Así que voy a experimentar con este formato, para ver si con esta trenza entre literatura y periodismo, llego adonde la política todavía ni se acerca.

“Ay, menos mal, ya tenía ganas de bailar. Estuvimos re quietas todo este tiempo, hay que poner el cuerpo de otra forma”, me dice Macarena en la plaza donde se hace la Asamblea de Feministas de Abya Yala. Ana Morán, lesbiana, feminista, diputada de (“el territorio mal llamado”) Guatemala cantaba en el escenario improvisado bajo la glorieta de la Plaza San Martín. Unes chiques se besaban en el pasto prolijito. Al lado suyo, una madre le daba empanadas salteñas a su hijita.

A unas cuadras, en la Plaza Rocha, las motoqueras hacían un taller improvisado sobre el cuidado y reparación de sus vehículos. Habían salido el sábado desde CABA en plena tormenta. Pero llegaron juntas, empapadas y felices.

La peatonal feminista que se arma desde hace años estaba rebosante de puestos y mantas con productos artesanales, comida vegana, jugos, pañuelos de distintas causas y colores. Algunes centenials se quejaban de que había parrillas vendiendo choripanes y otres de que había varones vendiendo sus productos. En la viña del señor hay de todo.

Y, mientras tanto, otras 60.000 mujeres, lesbianas, travestis y trans (según cálculos de la Comisión Organizadora) participaban de los más de ochenta talleres oficiales del Encuentro Nacional de Mujeres.

Cuentan las que llegaron el sábado, que las facultades estaban cerradas, las escuelas inundadas y no había a quien preguntarle algo o pedir orientación. Lo dicen también desde la campaña Somos Plurinacional en su comunicado. Muches tuvieron que improvisar alojamientos, amontonarse en los departamentos que otres habían conseguido para pasar la noche. De las 500.000 personas que se esperaban en algún momento, fueron 200.000 (según la fuente, el número varía, pero queremos ser optimistas). La tormenta, además de inundar de forma ya clásica la capital provincial, jugó contra el acto de apertura del Encuentro: acontecimiento en el que muches esperábamos que se dirimiera la interna entre la Comisión Organizadora oficial y la campaña Somos Plurinacional. Les últimes sí hicieron un acto bajo la lluvia, pero en la calle, el Estadio Único permaneció cerrado por orden de los Bomberos.

El sábado a la tarde se hizo la Marcha contra los travesticidios. Centenares de travestis, trans, lesbianas y mujeres recorrieron las calles platenses al grito de “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travestis en la cara del gente”. Si los femicidios en nuestro país aumentan al ritmo del dólar, los travesticidios y crímenes de odio también, pero no salen en (casi) ningún lado y no movilizan a las mayorías del movimiento feminista. Otro de los reclamos de esta movilización es la implementación del cupo laboral trans (y que se mantenga este criterio, sin ampliarlo a toda la comunidad LGBTIQ) de forma de poder garantizar el travajo (con v de travesti) para un sector de nuestra sociedad que es históricamente relegado, discriminado, hostigado y vejado, y cuya expectativa de vida no pasa de los 35 años, aún hoy, aún con la Ley de Identidad de Género. En memoria de Diana Sacayán, asesinada cruelmente hace cuatro años, y de otres cientes de compañeres asesinades, se marchó, se puso el cuerpo en la calle. Lo que no se nombra, lo que no se ve, no existe.

Es domingo, los talleres empiezan a cerrar sus conclusiones. En la mayoría aparece el reclamo para que el encuentro pase a llamarse -finalmente- Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans.

La plaza que antes era de Cristina y hoy es de Todxs, explota de agite peronista: somos las negras, peronchas, putas, travas, tortilleras, cantan lxs pibxs del Evita.

Las columnas se van agrupando en distintos puntos de encuentro. La Comisión Organizadora cambió a último momento el lugar de partida y el recorrido de la marcha. Eso no impidió que se formaran 30 cuadras de personas marchando durante 7 kilómetros.

Todos mis grupos de amigas están dispersos. Unas con la Coordinadora contra las violencias. Otras sacando fotos. Algunas con su sindicato. Mi novia y yo elegimos un punto de paso obligado y nos quedamos ahí a ver la multitud pasar.

La columna de Fútbol Feminista, con Mónica Santino -con una pechera hermosa que decía “Cállese, viejo lesbiano”-, Macarena Sánchez y otres jugadores encabezaban una muy buena sección de la marcha. También estaban las hinchadas feministas: Boca es pueblo, Pinchas feministas y pibxs de otros equipos con sus camisetas marcharon por primera vez. El fútbol va a ser de todes o no va a ser (mientras escribo esto, San Lorenzo le va ganando 1 a 0 al equipo de fútbol femenino del Sindicato Argentino de Televisión y Datos -SATSAID- y festejo en casa).
En un homenaje a la tradición de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, un grupo de mujeres marchó con una bandera larguísima tejida por otras mujeres de distintos puntos del país con nombres de víctimas de la violencia patriarcal.

La discusión con la Comisión Organizadora es eterna y tiene muchas aristas. Uno de los cuestionamientos que se le hacen es su poca representatividad del feminismo actual. Lo cierto es que la columna del PCR -partido que hegemoniza la CO- era larguísima, organizada y repleta de adolescentes y jóvenes que participan de la campaña por la declaración de la ley de emergencia en violencia de género. Por lejos, de las columnas más grandes que vimos.

La larga marcha (googleen, milenials, así entienden la ironía) terminó cuando el debate presidencial ya estaba promediando. El dedo acusador de Alberto Fernández ya era comentario de todxs cuando empezaron a llegar testimonios de encuentreres a quienes no dejaban pasar al Estadio Único -para la fiesta de cierre del ENM-. Finalmente, Paula Maffía y otras artistas hicieron el cierre de uno de los encuentros más memorables de nuestra historia.

Pero el cierre formal fue el lunes a la mañana, como bien manda la tradición encuentrera: cuando la mayor parte de los contingentes y asistentes ya se fue, se juntan en el mismo lugar de la apertura, las que quedaron y por medio del sistema del aplausómetro, eligen la siguiente sede.

En un momento era Mendoza, después Tucumán, después Santiago del Estero. CABA como siempre, fue propuesta y descartada. Finalmente, el encuentro de 2020 va a ser en San Luis.

En medio del festejo puntano y de la CO que cerraba así las peores y mejores 72 horas de su vida, una dj subía la música para tapar los reclamos de les integrantes de la campaña Somos Plurinacional. Macarena, la misma que había bailado en plaza San Martín me iba mandando fotos y videos. “Se va a pudrir si no les dejan subir al escenario”. Finalmente, accedieron a la tarima pero les apagaron las pantallas. Por más multitud, reclamo, cantito y argumentos que haya, parece que el año que viene seguirán representadas solo las mujeres argentinas en el nombre del encuentro.

Como sea, fue un fin de semana hermoso. Miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans volvieron o están volviendo a sus casas transformades. Algo mágico en la reunión con otres parecides a une hay. No se bebe dos veces de un mismo río, nadie vuelve igual de un encuentro.

Nos vemos el año que viene en la tierra del Alberto original, donde el wifi es gratis y el cielo está estrellado siempre.

 

Fotos: Victoria Perez Ponsa