La reconstrucción del horror

Por Charo Márquez
@cafeesamor

En febrero de este año, muches seguimos el caso de Lucía, otra niña de once años, a la que quisieron negarle el derecho al aborto no punible, esta vez en la provincia de Tucumán. Gracias al testimonio brindado por su madre, Sol (nombre de fantasía usado para preservar su identidad), a Sebastián Lorenzo Pisarello, del colectivo ANDHES (Abogados y Abogadas del Noroeste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales), hoy podemos reconstruir qué fue lo que pasó en esas semanas de internación, oscuridad y persecución.

Sol cuenta que Lucía (nombre también ficticio) no tenía plena consciencia de que lo que “le había puesto adentro el viejo” era unx bebé, pero quería que se lo saquen.

Es esperable, de todas formas, que una nena no sepa qué puede llegar a suceder luego de, en este caso, una violación. Más si va a la escuela en una provincia que no tiene educación sexual integral, mientras ostenta el mayor porcentaje de embarazos de niñas y adolescentes del país: 17,8% del total de las gestantes.

En ese contexto, Sol llevó a su hija al Hospital del Este. Ahí, la Jefa de Tocoginecología -Tatiana Obeid- dijo que Lucía corría riesgo de vida, si se sometía al aborto. El Secretario Ejecutivo del Sistema Provincial de Salud, Gustavo Vigliocco, coincidía en el discurso de que someter a la niña a un proceso quirúrgico podía llevarla a la muerte. No se limitó a esto, de acuerdo al testimonio que Sol brindó a ANDHES, sino que se había ofrecido a anotar como suya a la beba y brindarles a Sol y Lucía un apoyo económico y realizarles arreglos en la casa. A esto hay que sumarle la presión del capellán del Hospital que todos los días pasaba a preguntar por “la beba”, y de grupos de antiderechos que se manifestaban en la puerta del nosocomio gritando “asesina”.

La única aliada en términos institucionales de Sol y Lucía parece haber sido la Fiscal Reuter, especializada en Delitos contra la Integridad Sexual.

Sin embargo, el acceso al aborto no punible, tardó semanas en llegar. Nadie quería hacerse cargo de una intervención que podía poner en riesgo la vida de una niña de once años. Todo esto aunque la misma causante quisiera terminar con la situación, como había demostrado en una entrevista que le hicieron en Cámara Gesell.

Finalmente, después de que en el hospital decidieran privar a Lucía de comida y bebida durante todo el día, en la madrugada del 27 de febrero, les médiques, Cecilia Ousset y José Gijena le realizaron una microcesárea. Al despertarse, la niña les agradeció, pese a pensar que había sido víctima de una apendicitis.
¿Cuántos más casos como este vamos a seguir de cerca para luego olvidar y cuántos más pasarán inadvertidos, a costa del cuerpo de cientos de niñes y adolescentes en nuestro país?

Ilustración: Ximena Foguet