UNT: realizan drones de Bambú

Investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán ensamblan partes de estos vehículos, programan su navegación y, además, ofrecen un servicio integral para la agricultura de precisión. La iniciativa de emplear el bambú se debe a que esta planta es muy utilizada en la construcción sustentable por su rigidez y maleabilidad y resulta una excelente opción para reemplazar a algunos productos contaminantes.

Los drones llevan varios años surcando el espacio internacional; su desarrollo llegó a ser muy sofisticado en los países del llamado “Primer Mundo”, donde comenzaron con fines bélicos para extenderse luego a fines comerciales, civiles y de entretenimiento. Sin embargo, su aterrizaje en los países con menos desarrollo tecnológico fue más lento e incipiente.

En nuestro país, en los últimos años, empezaron a construirse con diferentes fines y grados de sofisticación en el INVAP (empresa estatal de alta tecnología de Bariloche); en Córdoba, en Buenos Aires y también en Tucumán, entre otras provincias.

El desafío para regiones como el Noroeste Argentino y especialmente Tucumán es ser capaces de programar drones, repararlos, potenciarlos y adaptarlos a los diferentes usos y al contexto de cada región. Porque adquirirlos, hoy en día y con la globalización, es relativamente sencillo desde cualquier parte del mundo y hasta los modelos más sofisticados.

Gustavo Juárez, director del Laboratorio de Inteligencia Artificial de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (FACET) de la UNT, contó a Argentina Investiga que en la facultad adquieren “drones abiertos”, es decir, por piezas separadas para luego ensamblarlas y programarlas. Y como valor agregado comenzaron a desarrollar su estructura de bambú.

Esta planta es muy utilizada en la construcción sustentable. Por su rigidez y maleabilidad, resulta una excelente opción para reemplazar a algunos productos contaminantes y, además, la planta crece a gran velocidad. Originario de la India, el bambú llegó al Noroeste Argentino a finales del siglo XIX. En Tucumán forma parte de la cultura campesina y está íntimamente relacionado al desarrollo de la industria azucarera.

Respecto del nuevo material, Juárez señaló que sirve principalmente para reemplazar la estructura del dron cuando sufre algún daño, porque el bambú tiene la ventaja de ser muy liviano y resistente, además de ser ecológico y encontrarse fácilmente en esa provincia. Aclaró que en el caso de los vehículos aéreos a rotores, las principales fallas suelen presentarse en la estructura y la hélice.

El investigador sostuvo que la FACET adquiere las estructuras, placas navegadoras, rotores, baterías, cámaras y en el laboratorio hacen la integración electrónica de esos componentes y generan los algoritmos inteligentes para la navegación autónoma. Emplear inteligencia artificial implica usar una serie de técnicas que facilitan las tareas a los seres humanos. El equipo desarrolla algoritmos que son programados en la placa controladora de vuelo, dotan de cierta autonomía al dron y le permiten cumplir un objetivo y volver al punto de partida, tomando las decisiones correctas. Por ejemplo, son capaces de superar obstáculos en el trayecto e inclemencias climáticas.

Argentina Investiga