Ciencia fértil

Investigadores cordobeses aportan sus conocimientos para mejorar la eficacia de los tratamientos de fertilización asistida en un hospital público.

La reproducción como medio para perpetuar la especie responde a un instinto básico. Pero además, en los seres humanos ha ido adquiriendo una significación social muy compleja que lo convierte en un proyecto de vida, al que se puede o no aspirar, y en consecuencia un anhelo, un sueño profundo para muchas personas y familias. Sin embargo, por diversas causas, tener un hijo por vías naturales no siempre es posible.

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud reconoce a la infertilidad como una enfermedad y ya desde 2004 ha adoptado estrategias mundiales en esta materia por considerar que “la mala salud sexual y reproductiva representa cerca del 20 por ciento de la carga de mala salud de las mujeres y del 14 por ciento de la de los hombres”.

En esta misma dirección se aprobó en Argentina, a fines del año 2010, la Ley de Fertilización Asistida que garantiza la gratuidad de los tratamientos en hospitales públicos y la cobertura de los mismos por parte de las obras sociales, incluyéndolos en los planes médicos obligatorios. Con este objetivo comenzó a funcionar en Córdoba el Instituto Universitario de Medicina Reproductiva (IUMER), con sede en el Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología de la Universidad Nacional de Córdoba.

Dicho instituto es el primer centro del interior del país donde se realizan tratamientos de fertilización asistida de alta complejidad de forma gratuita. Además alberga actividades científicas y tecnológicas a través del trabajo mancomunado con el grupo que lidera la investigadora principal del CONICET Laura Giojalas en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIByT, CONICET – UNC).

“Las técnicas de fertilización asistida son muy costosas y la eficiencia es sólo del 30 por ciento. Nuestro aporte sería tratar de mejorar las probabilidades de éxito de los tratamientos a través de la selección espermática, una técnica en la que venimos trabajando hace años”, explica Giojalas.

Estos científicos estudian diversos aspectos de las funciones de los espermatozoides y de la comunicación a distancia con el ovocito – célula embrionaria que se produce en el ovario para luego ser fecundada y dar origen a un embrión-. En base a sus descubrimientos pudieron desarrollar un dispositivo que permite seleccionar los espermatozoides más aptos para la fecundación y que, ahora, servirá para mejorar los tratamientos existentes.

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