Crónica del juicio por Mariano Ferreyra: día 45

Los testimonios de testigos están en la etapa final. Los principales ya pasaron por el tribunal y van quedando los de menor importancia aunque, en algunos casos, podrían aportar datos que se ocupan de ocultar o muestran una clara intencionalidad destinada a favorecer a los procesados.
Este es el caso del primer testigo de ayer, Gabriel Oscar Berard, que en el 2010, cuando se produjo el asesinato de Mariano, era subcomisario en la Dirección General de Operaciones (DGO), desde donde se monitoreaba el operativo.
“Ese día no cumplí funciones”, aclaró para despegarse del tema.  Pero , ante preguntas de los abogados querellantes se encargó de mostrar al cuestionado sistema de comunicación POC, que no deja registro ni se graba y fue el supuestamente utilizado para muchas de las comunicaciones policiales ese día, que “es una vía más para las comunicaciones, es fundamental” y que “hoy en día se sigue utilizando”.
Por otra parte, concentró todas las responsabilidades de lo que sucedió en Barracas en “el director general (de la DGO), que es la máxima autoridad”, tratando de quitársela a todos los policías inculpados en la causa.
-¿Quién decide que se filma y qué no?, le preguntaron
Eso lo resuelve la división de filmaciones, contestó Berard, tratando de despegar también a quienes cortaron la filmación policial justo cuando comenzó el ataque de la patota que terminó con el asesinato de Mariano.
Acotó que ellos “trabajan a la orden de los superiores de filmaciones”, pero, quizá se le escapó que “tienen obligación de filmar todo. Lo graban y posteriormente lo llevan a su dependencia”, que es justamente lo que no hicieron ese día. Otros policías habían intentado otra defensa: que pararon para que no se les terminaran las pilas o porque podían estar cansados por el peso de la cámara filmadora. Esto cuando tenían delante suyo a doscientos patoteros corriendo a agredir a nuestros compañeros.
Un ex tercerizado, por la lucha incorporado
Luego fue el turno de Pablo Samuel Villalba, que en octubre del 2010 estaba entre los tercerizados –en la pedracista Cooperativa Unión del Mercosur- que reclamaban su incorporación al ferrocarril y que pertenece a la lista Bordó y al PTS.
Contó que ingresó a la Cooperativa a través de su hermano, “que es subdelegado de la lista Verde de la Unión Ferroviaria (UF). Mi hermano que me indica que la UF había creado una cooperativa para que los familiares de los efectivos de la UF puedan trabajar”, explicó mostrando con la experiencia personal como se movían las influencias de la burocracia en el otorgamiento de puestos de trabajo en el ferrocarril, tal como lo habían hecho antes otros testigos.
Reiteró otros testimonios en el sentido de que cobraban menos que los efectivos haciendo el mismo trabajo, y que recibían el dinero negro, sin recibos, que no les entregaban ropa de trabajo, que las camionetas de la cooperativa no estaban habilitados para el transporte de personas y las llevaban y que no tenían seguro, entre otras cosas.
En cuanto al ataque y posterior asesinato de Mariano y las heridas a los otros compañeros, no pudo aportar datos porque, contó, cuando los compañeros quisieron subir al terraplén y fueron apedreados por la patota, “muchos compañeros no pudieron subir por lo empinado del terreno, y empezaron a caer”.
Siguió relatando: “Bajo y veo que había varios compañeros lastimados. Me encuentro con varios compañeros del PTS que debido a las agresiones se estaban yendo. Veo compañeros que se meten por un pasillo, otros que avanzaban. Y, con los compañeros del PTS, por cuestiones de seguridad, decidimos irnos. Cuando recorro unos metros, empiezo a escuchar sirenas de policía, y los compañeros nos dicen acá hay algo raro, vayámonos porque si viene la policía, nos van a querer llevar presos primero a nosotros”.
El que fue por compromiso
El último testigo fue Angel Humberto Ponce, comisario que cumple funciones en la Dirección de Servicios Especiales de la Superintendencia General de Transporte. En octubre de 2010 el mismo rango y en el mismo lugar.
“A mi me habían pedido para ese servicio un grupo de combate. Es para cuando se va a producir o se produce un corte de vías o reclamos gremial dentro del ámbito ferroviarios”, contó Ponce y acotó que “se preveía (para el 20 de octubre) que iban a cortar las vías”.
Y siguió: “Había dos grupos: los tercerizados y los ferroviarios.  Los tercerizados iban a cortar las vías” y los ferroviarios -añadió ante una pregunta- “teóricamente iban a confrontar con ellos”.  Tirando así al tacho la explicación de otros testigos policiales de que nada sabían de que iba a ir una patota de Pedraza y que “iban a confrontar” con los compañeros que pedían su pase a planta permanente.
“Yo no estaba convocado para el servicio, simplemente que mande el grupo de combate.  Pero se estila que cuando estamos cerca se colabore”. De buena onda y para no dejar solos a sus compañeros en la represión.
Dijo Ponce que le dieron la orden de que “el grupo de combate” fuera a Constitución, porque “estaba todo tranquilo”. Y hace el cuento: “los ferroviarios estaban al costado de las vías. El servicio de trenes seguía, no se había interrumpido. Se ve que llega otro grupo, (Favale y los otros matones) que no se sabían quienes eran pero que se unieron a los trabajadores. Venían tranquilos cantando por el
costado de las vías”.
Todo este relato cuando hay imágenes donde se ve que tanto Pablo Díaz y su patota como Favale y los suyos venían caminando por el medio de las vías. Pero, además, “total tranquilidad” cuando la patota se preparaba para atacar a los compañeros, juntando piedras y palos y las armas que llevó Favale.
Fuente: http://justiciapormariano.wordpress.com/