El Escenario Electoral 2009

El Gobierno Nacional debe sobrevivir a un escenario electoral que se vislumbra complejo, tanto por el estable pero bajo nivel de popularidad luego de la guerra gaucha, la situación internacional que hace prever un retroceso en el ritmo de crecimiento y consumo, y la incierta situación fiscal, que obligaría al oficialismo a acudir al financiamiento del Banco Central, préstamos del Banco Nación; e incluso financiamiento del PAMI y de la ANSeS, para hacer frente no solo a los gastos en obra pública a nivel nacional (cuyo reparto discrecional será beneficioso a los gobernadores oficialistas para retener las elecciones), sino también a vencimientos de deuda. Del otro lado, la oposición buscará reagruparse para recuperar terreno camino al 2011. Estas variables, como el acierto o desacierto en las políticas económicas para la clase media, y sociales para las capas populares, puede resultar en un año positivo o negativo para el oficialismo, después de octubre.

En el plano de la oposición, los acercamientos y alejamientos se suceden según las declaraciones de los principales dirigentes de los partidos, que en esta época del año ya comienzan a discutir candidaturas para octubre.

Elisa Carrió intenta amontonar al radicalismo orgánico y al socialismo en un bloque opositor que le permitiría hacer frente al kirchnerismo armado con el aparato del PJ, aunque los humores por el acuerdo varían según las provincias. A nivel Nacional no tendría inconvenientes en cerrar con el PRO (no así a nivel distrital), aún con malestar de los interlocutores radicales y socialistas.

En el escenario legislativo a nivel nacional, el kirchnerismo tendrá complicaciones para mantener la holgada mayoría que le permitió aprobar leyes con trámites bravos, a excepción de la derrota legislativa por las retenciones móviles, luego del voto “no positivo” del vicepresidente Julio Cobos.

La complicación vendría por el lado de los cargos para senadores de Córdoba, donde las bancas se repartirían entre el «oficialista» Schiaretti, que va y viene en su relación con el poder central, y Luis Juez, que actualmente mantiene diálogos con la Coalición Cívica; Santa Fé, donde el socialismo de Binner conserva ventaja y su principal competidor, el partido justicialista, forma parte del peronismo disidente (caso de Carlos Reutemann y Roxana Latorre, que votaron en contra como senadores en proyectos críticos); y Mendoza, donde el cobismo en su rol opositor, con un acuerdo con la UCR orgánica en el legislativo (y que podría trasladarse a las listas), puede hacerle frente al kirchnerista Jaque que ha tenido una floja gestión, aún con el aumento en el flujo de fondos para obras públicas y planes productivos desde la Rosada, para intentar acabar con el anhelo presidencial del vicepresidente.

El oficialismo confía en el triunfo electoral en las regiones norte y sur, «en el marco de una Concertación amplia y plural», según el gobernador chaqueño Jorge Capitanich, y considera que tiene buena perspectiva en las provincias del territorio central ( por Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y la Ciudad de Buenos Aires).

La madre de las batallas de la interna peronista se daría en la Provincia de Buenos Aires, donde hasta ahora hay especulaciones sobre las candidaturas. Entre los nombrados, se cuentan al propio ex-presidente Néstor Kichner, y Felipe Solá, que desde su voto negativo al aumento de las retenciones en diputados, se bajo del colectivo K, y pretende construir, junto con peronistas disidentes como el reaparecido Lavagna, una opción distinta a la de Carrió para el 2011. Sobre los acuerdos para el 2009, puede suceder cualquier cosa en una provincia donde la Coalición Cívica realizó una excelente elección el año pasado encabezada por Margarita Stolbizer (con perfil progresista dentro del armado heterogéneo de Carrió), relegando al PRO al tercer lugar, cuyo titular en la provincia, Jorge Macri, fue uno de los tantos en elogiar a Solá.

Julio Cobos por su parte ve poco probable un acuerdo general para esta elección, por lo que pretende, no solo competir por la conducción de la UCR en los diferentes distritos, sino también que el centenario partido declare la libertad de acción para armar alianzas electorales en cada provincia, mientras se trabaja en un acuerdo programático hacia el 2011.

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En la Ciudad la Coalición Cívica y el PRO son los dos gigantes para las elecciones de octubre. Aún así, Carrió coquetea con el PRO: a pesar de tener «diferencias insalvables» con el jefe de Gobierno porteño, considera que existen dirigentes valiosos, entre los que se cuentan el titular del bloque del PRO en Diputados, Federico Pinedo, y a la vicejefa de Gobierno, Gabriela Michetti. El acercamiento se logró por el acuerdo en las negociaciones para la aprobación del presupuesto 2009 en la Legislatura Porteña, a cambio de concesiones, como la anulación de polémicas subas impositivas que iban a impactar directamente en el consumo y la producción, y la inclusión del gravamen a los juegos de azar. Incluso algunos visionarios, especulan con la moneda de cambio de las elecciones desdobladas. Un pacto de no agresión en las elecciones distritales (posiblemente en Julio) donde la vicejefa, quien posee la mejor imagen positiva del armado macrista, se presente para ganar legisladores que le permitan al oficialismo tener quórum propio en la Legislatura, y donde el diputado nacional Adrián Pérez compita por la CC; y un acuerdo electoral opositor para las elecciones nacionales donde la propia Carrió traccione desde un par de lugares debajo de la boleta, para alentar el voto opositor.

Dentro del macrismo en la Ciudad, el escenario es complejo. A las internas entre el Jefe de Gabinete, Rodriguez Larreta, y la vicejefa Michetti, y que se profundiza por la elección de los cargos para las listas legislativas del 2009, se suma una tercera pata, convertida en corriente interna (Corriente Federal Justicia y Libertad), que de la mano de pesados como Pinedo, y los ministros Grindetti y Chain, intentarán diferenciarse de la internilla, con la intención de que «Macri acceda a la Presidencia».

El socialismo de la Ciudad tiene estrategia propia respecto de la posible alianza a nivel nacional entre el socialismo y la CC, y no seguiría con ojos cerrados un posible acuerdo programático/pragmático, ya que, en palabras de Roy Cortina, «hay una expectativa de crecimiento de una centroizquierda distinta, que representa para muchos porteños el Partido Socialista”.

El Frente para la Victoria en la Ciudad, mantiene discusiones internas, para elaborar una estrategia electoral en la Ciudad para el 2009. La estrategia va desde presentarse solo a elecciones, hasta intentar acuerdos electorales con el progresismo repartido de la Ciudad. Los canales de diálogo están abiertos, y hay quienes pretenden a Anibal Ibarra en ese armado, que con Diálogo por Buenos Aires en octubre pasado incluso realizó una mejor performance para sumar legisladores, que la lista del oficialismo puro que encabezaba Ginés González García. Ibarra, de todas maneras, se ha distanciado del oficialismo por no compartir ciertas políticas y manejos del Ejecutivo (cuyo puntapié fue la guerra gaucha), igual que Miguel Bonasso, que hizo lo propio tras el veto de Cristina Kirchner a la Ley de Glaciares. Carlos Heller, también parte del armado de Diálogo, es el canal de contacto con el kirchnerismo ya que aún mantiene su apoyo a la gestión, y dialoga con kirchneristas como Daniel Filmus y Juan Cabandié.

Jorge Telerman es otro dirigente que, luego de desaparecer de las cámaras por un tiempo luego del traspaso de mando, tiene intención de competir desde el espacio “Actitud Peronista”, y ha estrechado vínculos con la Democracia Cristiana de la Ciudad, más allá de otros posibles acuerdos que puedan darse hacia octubre.

Otra porción de la centroizquierda en la Ciudad, entiende que es necesaria una alianza de centro izquierda que permita hacer frente a la polarización del kirchnerismo, el macrismo y la coalición. En este sentido, Pino Solanas mantiene acercamientos con el sindicalista Victor De Gennaro, Miguel Bonasso, Mario Cafiero y Mario Mazzitelli, para construir una alternativa no testimonial que se pare a la izquierda del oficialismo a nivel nacional y de la Ciudad. En ese intento también intentarán hacer confluir a Claudio Lozano, al dirigente de ATE Pablo Micheli, los ex aristas Macaluse y Raimundi, Libres del Sur, y el propio sector de Diálogo por Buenos Aires, encabezado por Ibarra.