Estudiantes del NOA, estigmatizados por coquear

Adaptarse a un nuevo entorno sociocultural requiere de complejos mecanismos que a menudo escapan del análisis popular o, en el mejor de los casos, los simplifican. Año tras año, la migración de cientos de jóvenes a una ciudad universitaria como Corrientes deja al descubierto el choque de costumbres con el consecuente proceso de adaptación que requiere de diferentes plazos de tiempo y condiciones para superarlas.

Un ejemplo puntual se da con los estudiantes que provienen del Noroeste Argentino, más precisamente de Salta y Jujuy, quienes además de sus tonadas traen consigo el producto de un cultivo milenario, representante de su cultura: la hoja de coca.

La falta de información y un escenario con costumbres tan distintas lleva a que una sociedad como la correntina estigmatice la práctica del “coqueo” y la asocie con el “consumo de un estupefacientes”. Curiosamente, un estudio demuestra que esta desaprobación social lejos está de eliminar esta costumbre entre los jóvenes salteños y jujeños en Corrientes, al contrario, la preservan y reproducen información sobre las cualidades y bondades de la hoja de coca.

Surge así una figura interesante, marcada por la licenciada Romina Brabo Guerra, del Instituto de Criminalística y Criminología de la UNNE, en un trabajo de investigación que realiza en el marco de la maestría de antropología social.

En el contexto planteado, la licenciada Brabo señala a Argentina Investiga que “la hoja de coca surge como símbolo de una resistencia cultural”. En una suerte de embate social contra una costumbre arraigada, los jóvenes del NOA asentados en la ciudad “pudieron establecer estrategias para resistir los cambios que vienen de la mano del desarraigo”.

Como es de suponer, la práctica del coqueo en un nuevo escenario como Corrientes y en la Universidad representa un desafío importante, que requiere aprender las nuevas reglas de juego y rescatar lo que es permitido a través de la sociabilización.

Al analizar el impacto del coqueo en la Universidad, Brabo señala que en la UNNE cada facultad que la compone posee una cultura institucional que la caracteriza. Si bien los entrevistados pertenecen a distintas unidades académicas, el trabajo hace foco en lo que ocurre en la Facultad de Ciencias Veterinarias, opción elegida por la mayoría de los estudiantes provenientes del NOA.

En ese ámbito, según el estudio, el coqueo está “bastante aceptado”. Esto es como consecuencia del paso de varias generaciones de estudiantes de esa región, quienes dejaron asentados rasgos culturales que hoy forman parte de la cultura institucional. De todas formas, Brabo señala que no está en condiciones de hacer una generalización al respecto ya que existen algunos espacios dentro de la Facultad donde se establecen límites.

Uno de los datos desconocidos y que tiraría por tierra cualquier estigmatización al respecto es que el consumo de hoja de coca en la Argentina está permitido por ley.

En efecto, la ley nacional Nº 23737 (actualizada por la ley 26052), establece en su artículo 15: “La tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural, destinado a la práctica del coqueo o masticación, o a su empleo como infusión, no será considerada como tenencia o consumo de estupefacientes”.

Curiosamente, lo que sí está prohibido en la Argentina es el cultivo de la hoja de coca. De ahí que la utilizada para el consumo personal provenga de Bolivia. Eso sí, la importación de la hoja sólo está permitida a fin de ser empleada para el coqueo o la infusión.

Fuente: Argentina Investiga