Acto a 10 años de la desaparición de Florencia Pennacchi

Los familiares dijeron que la joven, desaparecida el 16 de marzo de 2005, «es una víctima de la trata» y denunciaron en Plaza Lavalle «el desinterés y la complicidad de quienes que encubren a las mafias», durante un acto al que asistieron cientos de personas.
Florencia está «un lugar ajeno a nosotros, ella ya no está en esta sociedad. Ser un objeto sexual es espantoso y todo el país esta impregnado de esta historia. No va a ser la justicia la que nos la devuelva, sino la sociedad completa, porque esta es una lucha comunitaria», dijo a Télam su madre, Nidia Aguilera.
«La justicia nos tiene contenidos, pero no quiere investigar al boliche ni a su gente. Pedimos que se aplique la ley de trata y se desmantelen las redes», planteó Pedro Penacchi, hermano de la joven, y reclamó además que haya «un banco genético para los desaparecidos en democracia, para que las familias no pasen tanto tiempo buscando a sus seres queridos».
La familia manifestó su convicción de que «es un caso de trata: sabemos que Flor iba a ese boliche porque era donde se contactaba con un dealer que le vendía cocaína. En estos diez años tenemos pocos indicios, algunas chicas rescatadas de trata hablaron pero no se llegó a nada», dijo.
«Hasta que no encuentre el cuerpo de mi hermana para mí ella sigue viva, aunque si nos la devuelvan ya no va a ser la Flopy que se fue», señaló, porque «ya la mataron en vida».
El abogado de la familia, Gabriel Becker, dijo a Télam que «ya se hizo de todo para que la causa avance» pero que todavía no llegaron «a nada».
«La pista más fuerte que se está siguiendo ahora involucra a una mujer proxeneta que también está relacionada con la red del Hotel de las Naciones; aparentemente ella habría captado a Florencia y se dice que la mataron al poco tiempo del secuestro y la enterraron en una quinta del oeste bonaerense, que es lo que se está tratando de determinar», explicó.
«El fiscal Marcelo Retes ha hecho mucho sin hacer y por eso está cubierto y no lo hemos podido recusar», había manifestado más temprano el hermano de Florencia durante una conferencia de prensa para convocar al acto.
Para el joven, «la causa no avanzó porque el fiscal no investigó la certeza más valiosa que tenían, que era la pista de un hombre vinculado a un boliche de Palermo», con quien su hermana «se había comunicado en reiteradas oportunidades el último mes».
Se refería al boliche Confusión, ubicado en avenida Scalabrini Ortiz y Costa Rica, lugar que el dueño del teléfono al que había llamado la joven dijo desconocer, aunque la causa reveló luego que el local estaba a nombre de familiares suyos.
«Esa contradicción no fue suficiente para que el fiscal lo volviera a citar. Negar esa línea de investigación y las contradicciones de este hombre nos acerca a la certeza que teníamos acerca de que Flopy es una víctima más de la trata», aseveró Penacchi.
Según los familiares, la causa sigue caratulada como «búsqueda de paradero» y desde que pasó a la órbita de la Fiscalía 23, a cargo de Retes, y de la División Antisecuestros Extorsivos de la Policía Federal, «la investigación presenta numerosas irregularidades».
Para la madre de la joven, «hace falta terminar con el desinterés y la complicidad» que hasta el momento mostraron quienes investigan la desaparición de su hija, y pidió «que la Justicia actúe y trabaje para llegar a la verdad».
Según la mujer, «Florencia es una víctima de la trata, pero su caso fue muy comentado porque trabajaba en el Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (IVC) y estudiaba en la Facultad de Economía de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y tenía una familia continente».
«Desde el principio, la Justicia dijo que mi hija era preparada, trabajaba e iba a la universidad; que cómo iba a entrar en esta temática» de la trata, contó Aguilera y estimó que «ese fue un obstáculo para que la investigación avanzara en esa dirección».
Retes, apuntó, sigue investigando bajo «búsqueda de paradero» y la causa «estuvo a cargo de policías federales denunciados por nexos con las redes y prostíbulos».
Silvina Bergman, amiga de Florencia, sostuvo que «la fundación presidida por Susana Trimarco aportó el testimonio de dos víctimas de redes de trata, que atestiguaron haberla visto en tres prostíbulos de Buenos Aires y Córdoba».
Tras dar esa información, «a una de ellas le quemaron la casa y terminó cambiando su declaración ante la Justicia», precisó la Bergman.
Florencia dio señales de vida por última vez el 16 de marzo de 2005 cuando llamó a su jefe para avisar que no iba a ir a trabajar; oriunda de Neuquén, había llegado a la ciudad de Buenos Aires para estudiar Economía en la UBA, donde en 2005 había iniciado el quinto año de la carrera.