¿Proscripción o listas fantasma? Elecciones en la Facultad de Medicina

Por UJS-PO
La Mella lanzó una campaña virtual en algunas facultades sobre las elecciones de Ciencias Médicas –aunque curiosamente omite realizarla en el lugar de los hechos-. Esta agrupación se presenta como víctima de una “proscripción” en la carrera de Enfermería, por no poder reunir los avales democráticos que el Centro pide desde hace muchos años para presentar lista. La recolección de cierta cantidad de avales para participar es un requerimiento elemental en cualquier organización social, sindical o política, que opera como reaseguro de que en la elección no se presenten listas truchas o artificiales. ¿No es obvio que cualquier corriente mínimamente genuina de un lugar  pida a algunos que avalen su intervención electoral? Naturalmente, pueden convertirse en proscriptivos en manos de una burocracia, que se valga de ellos para impedir la presentación de cualquier oposición. No es lo que ocurre en Enfermería, donde las listas deben reunir 50 avales, equivalentes solo al 1,6% del padrón de la carrera, mal que le pese a la matemática de las “víctimas”. Es un criterio similar al de otros centros, como el de Exactas, que es dirigido por los “proscriptos” de La Mella, y reclama 25 libretas sobre 2000 votantes (un porcentaje similar). Como se ve, La Mella y sus aliados no sufrieron ninguna restricción proscriptiva: simplemente no tienen una construcción propia en la carrera, por lo que no consiguen los avales que cualquier agrupación real del lugar puede juntar. La presentación de listas fantasmas es una práctica habitual de la Franja Morada, que la izquierda siempre rechazó.
El problema político excede, sin embargo, la intención de La Mella de confundir a alguien en Sociales o Filo con información inexacta sobre Medicina, y la victimización habitual de quienes se autoproclaman como izquierda “nueva” –aunque el seguidismo a gobiernos nacionalistas sea más viejo que la injusticia-. Sucede que el Centro de Enfermería está disputadísimo entre la actual conducción (El Frente, que reúne a la UJS-PO , la CEPA , 29 de Mayo y el MST) y la Franja Morada (Nuevo Espacio). Es evidente que la lista “fantasma” que pretendía presentar La Mella sólo tenía la función de dividir los votos de la izquierda. ¡Para esto nos pidieron que les “prestáramos” (sic) 30 libretas! O sea que no juntaron ni siquiera las 25 que considerarían “justas”. En vez de pavimentar el triunfo de la lista de las camarillas, deberían llamar a derrotarla.
Esta política, en realidad, sigue una línea de continuidad con la actuación de La Mella en Medicina. “El Frente” tiene ya tres años de historia: en 2009, conquistó la minoría en Consejo Directivo por primera vez para la izquierda en una de las principales facultades del país. Al año siguiente, estaba el desafío de desplazar definitivamente a los ex Franja devenidos kirchneristas que conducían el Centro (QRS). “El Frente” propuso incorporar a las otras agrupaciones de izquierda de la facultad, para asegurar la derrota de la derecha y el gobierno. La Mella rechazó el planteó, porque privilegió un frente con Síntesis, que vetaba la unidad con la izquierda porque se estaba yendo al kirchnerismo; desde poco tiempo después, Síntesis es La Cámpora en Medicina –así participan hoy en las elecciones-. La Mella, tanto con sus socios camporistas en 2010, como con otros en 2011, realizó una elección testimonial, que no impidió la histórica recuperación del CECIM por parte de la izquierda. Este año, la pelea vuelve a plantear dos alternativas claras: “El Frente” contra la Franja Morada y su alianza con las autoridades. La Mella vuelve a cumplir un papel divisionista; por eso, atendiendo a esta historia, es inaceptable que insinúen siquiera que su política fue o es “frentista”.
Las elecciones que se inician la próxima semana serán una batalla política que ubica de un lado a los agentes de la destrucción de la educación, y a quienes luchan por su defensa del otro. El conjunto de los partidos capitalistas intervienen en el primer bando, cuya expresión máxima es el acuerdo por el cual el kirchnerismo, los radicales y hasta el PRO cogestionan la UBA, y quitaron quórum a la Federación Universitaria. Es de interés para el conjunto del movimiento estudiantil su desarrollo; para las fuerzas que se reclaman de izquierda, es decisivo actuar con claridad.

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